
De pronto mi felicidad se multiplicó (y mira que ya era bastante). ''No soporto lo que te hizo él, yo nunca te haría eso'' doce palabras que me abrieron el cielo. En doce palabras hiciste que, efectivamente, me reventara el pecho.
No podrás llegar a imaginar lo que sentí con cada ''te quiero'' y con cada ''mi vida''. Nunca lo vas a imaginar. Nunca vas a sentir ese soplo de aire gélido, que se vuelve cálido después. ¡Nunca te vas a ver del revés por doce, o dos, o tres palabras! y si llegas a verte del revés, por mi no será, ya tuve mi ración de calidez.
¿Pero sabes que me ponía también del revés? 8000 kilómetros que había (y hay) entre tú y yo.
Del revés, separados por 8000 kilómetros, pero estábamos felices, y punto.
Mentiría si dijera que te echo de menos, mi escalera hacia la luna.
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