¿Qué significará el tiempo sin relojes?

lunes, 11 de diciembre de 2017

no estás


No estás. Enciendo la pantalla y pulso las paredes y me quito la ropa. Me quito la ropa y dentro del espejo o el tiempo en el espejo o he crecido demasiado o ya no soy la adolescente que bebía tequila y que lamía sus brazos y que quería a otras personas. No estás y yo quería a otras personas; no estás y mi cuerpo era la sede de un circo o una charca llena de renacuajos o solamente mi cuerpo y mi cuerpo plagado de estrellas y mi cuerpo enfermo, marchito, demasiado blando. Demasiado blando: no estás y soy blanda y me rasco la piel con un reloj de madera. Cínica. Maltrecha. Enciendo la pantalla y pulso mis piernas y me quito las ojeras: corrector, maquillaje, no ser nada y no ser nadie y ser solo para ti o ser solo para ti si no me miras o no ser nada para ti si no me miras o buscar tus ojos en el móvil o grabarme mientras me toco o grabarme la voz mientras me toco o querer pulir el mundo con los ojos o querer grabar cómo quiero pulir el mundo con los ojos. Mostrarte todo esto. No estás. 
Solo tú me conoces y no me conoces y no quiero decir nada. No quiero decir nada. He crecido demasiado y he mentido demasiado y me he metido en el espejo y no; no estás.