¿Qué significará el tiempo sin relojes?

jueves, 29 de diciembre de 2011

Dobles.

Él temblaba con el auricular en la mano mientras observaba como las frías gotas de agua borraban lentamente todo lo que había pasado aquel día. Sonreía de una forma casi imperceptible al perderse en la voz que salía del teléfono. 
Ella hablaba de una forma rápida y confiada. Le contaba que algún día se iría a vivir a Venecia y que entonces, sólo entonces, podría llegar a ser totalmente feliz. ¿Por qué? Ella tampoco lo sabía.
Él escuchaba de forma automática, intentando guardar cada palabra en algún rincón de su cabeza para poder entretenerse rememorando sus ocurrencias en cualquier momento.
-¿Y no entro yo en esos planes de futuro? -dijo él de una forma tímida (cuando su intención había sido sonar rudo y decidido).
-Oh... y qué sé yo. Tal vez sí, tal vez no. Al fin y al cabo aún no has superado el período de prueba y yo aún no estoy segura de poder acarrear en mis espaldas tu presencia en mi vida demasiado tiempo. -sentenció.
-¿Por qué?
-Nadie me garantiza que no vayas a huír de mí a la primera de cambio.
-Te lo garantizo yo. No podría, nos une algo más fuerte que todo eso que tú pareces evitar. Es más, te voy a hacer una promesa que pienso cumplir a rajatabla: No te haré daño jamás. Estaré siempre que me necesites, nunca me cansaré de ti.
Los dos suspiraron a la vez y de la misma forma, como si aquello no fuera más que una escena de naturaleza dudosa de una película. 
-Tengo que colgar. Buen provecho si vas a comer ya, y por si no hablamos, pasa buena tarde, buenas noches, buenos días y suerte con lo de tu hermana.
-¿Te estás...?
No le dejó terminar: colgó el teléfono enseguida.
No se estaba librando de él como él pensaba. Simplemente quería evitar el momento de decirle que no creía en nada de lo que él le decía, porque ya se lo habían dicho tantas veces que se lo sabía de memoria. No veía la forma de decirle que había llegado tarde a una función corta.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

...and It's killing me.

Querido Rob:
Te echo de menos de una manera que casi me duele físicamente. No podrías llegar a imaginarte lo mucho que me está costando salir de esto, y más aún (irónicamente) sin tenerte a mi lado para que me hagas sonreír un poco. Aunque supongo que ya estoy acostumbrada, en eso consiste mi vida: perder y extrañar. Es el mayor bucle en el que he entrado, ¿sabes? Es el que lo determina todo. Llegué a salir de él por un tiempo. En realidad, fuiste tú el que me sacó de él. Hiciste que dejara de extrañar todas las cosas que hasta entonces había querido recuperar, eliminaste esa culpa que no hacía más que perforarme el pecho. E hiciste todo eso sin darte cuenta, solamente existiendo. O existiendo para mí. Pero, ¿a qué precio, Robert, si después ibas a ser tú ese algo que iba a faltarme siempre? ¿Debo tomarte como mentiroso, ya que dijiste que me querrías siempre, que eras tú el que quería más, que nunca te olvidarías de mí y que no te cansarías de mí así pasaran cien años? ¿O debo recordarte como a un valiente por aguantar el chaparrón?
¿Sabes lo peor? Que mis esfuerzos por volver hacia atrás son totalmente inútiles por el simple hecho de que tú tienes toda la razón en esto aunque yo lo desmienta. Tienes pleno derecho a odiarme. Yo nunca he negado que no lo haga.
Otra vez, Rob, tengo todas las respuestas pero no me atrevo a dejarlas salir.
Siempre,
Isabella.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Blue.

-No eres tú, soy yo.
Y era cierto. No era él quien estaba harto de mí, era yo quien estaba harta de él. No era él quien deseaba estrangularme cada vez que abría la boca, era yo. No era él quien no había encontrado "aquello" en mí, era yo. No era él quien se iría para no volver, era yo. No era él quien, en este momento, se reía por dentro de su cara de gilipollas mientras fingía poner cada de dolor. Era yo.

domingo, 4 de diciembre de 2011

...

Adiós. Ha estado bien tenerte aquí.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Borrarlo.


Te gustaría borrarlo todo, ¿verdad? Tal vez así puedas llenar el vacío, ¿no es así? Te equivocas... el vacío seguiría ahí, incluso me atrevo a decir que sería más grande, cada vez más. Y es que sabes que alguna vez te hizo feliz, y aunque fue breve (o al menos no tan largo como tú querías) fue intenso. Tienes los recuerdos, que al final son lo único que vale. Tienes, al menos, una causa aparente para tu melancolía. Y, ¿sabes qué? Tienes, al menos, más de lo que yo tengo. Lo único que saco yo de todo esto es una cicatriz en el corazón y la decisión de alejarme de toda persona que se parezca mínimamente a él. Lo único que saco yo es el "privilegio" de observar su estela.
J u l i e t t e.

viernes, 25 de noviembre de 2011

K.

  1. Tu sonrisa.
  2. Tu pelo.
  3. Tus ojos.
  4. Tu voz.
  5. Tus manos, tus dedos de gamer.
  6. Tus comparaciones estúpidas.
  7. Todas tus tonterías.
  8. Tus manías.
  9. El color de tus mejillas.
  10. Que te preocupes tantísimo.
  11. Que repliques todo (en serio)
  12. Que aguantes todas mis estupideces.

Sí, pero a ver si adivinas cuál es el título de la lista. No te lo esperarás.

martes, 22 de noviembre de 2011

Little monster.

Mi pequeño monstruo se llama Acch. Es un huracán. Y a la vez no es nada. Eso de ser no es lo suyo, aunque pueda parecer incomprensible (es que así es Acch, incomprensible para todo el mundo, excepto para mí). De vez en cuando se escapa de mis manos y vuela por ahí a sus anchas... Yo le grito desde mi ventana que vuelva, que no puedo ser sin él. Entonces vuela aún más alto y baja en picado. Me grita que por qué estaremos atados el uno al otro con esas cadenas invisibles. Yo suspiro y vuelvo al salón.
-¿Cómo has llegado tan rápido, maldito?
-A través de ti. Así es como estoy en todas partes.
-En realidad, me gustaría que fueras real.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Te detesto de la peor manera posible,


y eso es, básicamente, porque desearía hacerlo y no lo consigo.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Senseless
Senseless
Senseless
Senseless
Senseless

martes, 15 de noviembre de 2011

No lo sabes, no. (Del diario de Isabella, 1)

Sus ojos (que estaban enmarcados por unas inmensas y lisas pestañas) eran del color negro más profundo que puedas imaginarte. Muchas veces al mirarlos imaginaba el cielo nocturno y me parecía, por un segundo, que podía ver estrellas. Descubrí un día de esos que dedicaba a soñar despierta mientras le miraba que tenía unas pequeñas cicatrices paralelas debajo de la ceja derecha, detalle que en ese momento me pareció totalmente encantador. Su mirada... Dios, su mirada. Parecía transportarte a otro mundo, te embriagaba. Cada vez que nuestras miradas se cruzaban yo no podía evitar sonreír. Y él... él nunca sonreía. No entiendo ni entenderé nunca la razón, pero él no sonreía.
No recuerdo muy bien su voz... es bastante extraño que no lo recuerde, la verdad. Recuerdo cada detalle de él; sus labios, su nariz, su olor, su pelo castaño.
Me gustaría saber qué fue de él. Pareció evaporarse. La última vez que le vi estaba parado frente al viejo parque de atracciones. Yo pasé "disimuladamente" frente a él. Me miraba, así que decidí sonreírle (a sabiendas de que él no me devolvería la sonrisa, claro).
-Adiós.
Ese adiós... tal vez sea una tontería, pero no me pareció un "adiós" casual. Y menos aún cuando pasaron los días y no le volví a ver, aunque no pude aceptar que no volvería hasta que el calendario volvió a marcar la misma fecha. ¿Se despedía él de mí -y si es así, ¿por qué de mí?- o simplemente fue cortés?
Nunca lo sabré... Sólo me queda el recuerdo de sus ojos negros y su perilla mal afeitada.




Who am I?

viernes, 11 de noviembre de 2011

O

No pienso volver a caer en lo de siempre. Ahora serás tú quien maneje los hilos.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Días después.

Ellos no tienen miedo, no se esconden.
Y cuando llegan los lamentos, sólo los omiten y vuelven a lo de siempre, para no estancarse y mantenerse cuerdos.
Son oscuros, pero la luz los guía.
Él agitó los brazos con fuerza al verla llegar de lejos, con el abrigo rojo y los zapatos negros. Ella siguió andando sin inmutarse, como si no le viera. Se apoderó de él una sensación cálida y fría la vez. Cuando la tuvo cerca le acarició la mejilla con la mano izquierda e Isabella bajó la mirada.
Se sentaron en la mesa de siempre y pidieron lo de siempre (una Coca-Cola y un muffin de chocolate para cada uno).
Rob la observaba comer, unas pequeñas migas marrones bailaban alrededor de los labios de Isabella, ella miraba la tele y mostraba una sonrisa casi imperceptible.
Entonces, por debajo de la mesa, Rob cogió la mano de Isabella y se creó un silencio -coincidencias de esas que sólo pasan una vez- en la cafetería. Los dos rieron a carcajadas, supongo que para romperlo.
Malditos tontos, no saben lo que están haciendo...

martes, 8 de noviembre de 2011

Duse.


Una de esas personas especiales, que, no sé, simplemente te alegran. Una de esas personas con las que puedes hablar de cualquier cosa, de cualquier estupidez, que tienen una imaginación sobrehumana y cada día te sorprenden con algo nuevo. De esas que todo el mundo debería tener en su vida, pero con las que sólo algunos afortunados cuentan. Y yo tengo una de esas personas especiales en mi vida, y, la verdad, me pregunto muchas veces qué sería de mí sin ella.
No puedo decirte otra cosa que no sea gracias, porque, que lo sepas, eres prácticamente la única persona que aguanta mis paranoias, y como te he dicho muchas veces, consigues animarme.
Así que, recuerda siempre que significas muchísimo para mí. Muchísimo.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Trescientos.


Tu imagen quedó suspendida en mi cabeza,
y mientras yo, machacante, no lo aceptaba
tu olvido se alzó amenazante en su grandeza.


domingo, 6 de noviembre de 2011

The end.

Recuerdo todas las cosas que me contaste, todas tus confesiones y secretos que me revelaste. Y me pregunto si seré capaz alguna vez de tener ese tipo de confianza con alguien que no seas tú. Me pregunto, además, si quiero ser capaz.

"-Lo era...
-Lo eras.''

Terminó. Y aún no puedo creerlo.

martes, 1 de noviembre de 2011

¿Me perdiste o te perdí?


Desaparecer...
Sería dulce.
Que lo hicieras tú
(ya sabes cómo)
sería correcto.


(Déjalo estar. Haz que muera, que se desvanezca, que poco a poco te abandone y no vuelva jamás. Que se queme, que se evapore, que desaparezca. Y si por el camino pierdes una parte de ti, significará que no merecía la pena que siguiera estando ahí. Don't worry. Estarás bien. Te lo prometo).

¡301! (-1-)

Abro la caja y acaricio su contenido. Rebusco intentando no desordenar nada y, tras unos segundos, doy con él. Saco el collar... y pongo la piedra de la llave a la luz para volver a ver ese arcoíris. Una llave... Pienso qué podría abrir, y se me ocurren un par de hipótesis, la mayoría la mar de cursis, éstas son las más salvables:

-La caja azul que nunca me dejaste abrir.
-Alguna especie de... ¿puerta o trampilla?
-El primer cajón de tu mesa de noche (ese, sí).
-Nada. Tal vez el collar tenga un mero fin decorativo y ya está.


Mentalmente tacho la última. Sé que si tú me regalas una llave, tiene que haber alguna cerradura. Tú no eres de esas personas que creen en meros símbolos, para ti todo debe tener una función, el significado sentimental no basta para ti si no hay algo que ese objeto pueda hacer. Y más aún tratándose de eso que me diste el día antes de desaparecer para siempre (eso es otra cosa, ¿dónde estás? ¿por qué te marchaste? ¿acaso tengo que buscarte, por eso no te despediste?). Miro el dibujo que hay colgado en mi armario, ese que me entregaste con el collar, e intento analizarlo. Es una llave casi idéntica a la mía, sólo que la piedra es verde. La letra Q y la M parecen pelear en lo alto del papel (sólo debido a tu caligrafía), y, en la esquina inferior izquierda...
Nunca me había fijado en que en la esquina inferior izquierda hay un dibujo muy pequeño.
Cojo la lupa y descubro que es un candado que, según recuerdo, he visto varias veces.
¿Tu diario, tal vez?
Sí.
¿Qué esperas de mí, Acch?

jueves, 27 de octubre de 2011

Y éste es el segundo bucle.

  1. AdiósAdiósAdiós.
  2. La última oportunidad...
  3. ¿Qué quieres?
  4. Te necesitoooo...
  5. Bien, bien.
  6. Já...
  7. Aquí es cuando todo se desmorona.
  8. ¡No lo hagas!
  9. AdiósAdiósAdiós.

viernes, 21 de octubre de 2011

Ni siquiera voy a intentarlo.

¿La verdad? Duele un poco ver como todo se desmorona y TÚ ni siquiera te das cuenta de lo que pasa. Duele, sí, duele bastante...

martes, 18 de octubre de 2011

Seca. ("Nothing lasts forever")


Y poco a poco, así, la distancia se hará más larga y... también los silencios. Poco a poco, así, me bajaré de las nubes y lo harás tú conmigo. Y poco a poco, así, de este modo -eficaz aunque cruel, útil aunque doloroso- los pétalos de esa rosa seca se desprenderán... y, ¿qué te dije? El tiempo nunca le haría nada. Eso no es para ellas... El tiempo las mantiene vivas. Los únicos que podemos destruír la rosa seca, somos nosotros, con nuestras malditas lamentaciones. Tú y yo. Sol y Luna. Luz y Oscuridad. Azul y Limón. Kuroyami y Akari. ¿Por qué?


lunes, 17 de octubre de 2011

"No hay yo sin ti".
Y una mierda. ¿En serio crees que no voy a ser capaz de odiarte? Como se nota que no me conoces.

domingo, 16 de octubre de 2011

Flores de papel.


Sobre la encimera -que seguía siendo gris-
colocaste diez flores de papel, exactamente.
Sobre la cama -que seguía oliendo a ti-
colocaste dos, sólo dos. Inquietante...
Sobre el escritorio -que seguía estando cojo-
colocaste una única, vieja y solitaria flor.
Pero lo más extraño de todo, si cabe,
fue el matojo de flores rojas
sobre el televisor.

¿Por qué de papel?
¿Por qué rojas?
¿Por qué yo? ¿Por qué él?

Suena el teléfono y ahogada lo cojo,
me preguntan qué es de ti...
¿Y qué contesto yo?
Que hoy me has dejado flores,
de las más bonitas.

Y aunque sé qué significan para ti
las bonitas y frágiles flores de papel
cierro los ojos e intento creer
que no voy a llorar, que seré fuerte.

Me doy cuenta en ese instante
que cada vez que vea una de éstas
me acordaré del amargo día
en el que con flores de papel
y la cabeza en tu almohada
sentí que lentamente moría
al abrir tu armario y no ver nada...

-09-



No puedes escapar
de mi burbuja
.
Adiós, adiós.
Pero si eso no significa nada...

sábado, 15 de octubre de 2011




Estás tan incompleta.





viernes, 14 de octubre de 2011

-08-

-¿Quién eres?
-Yo soy tú... y vengo para destrozar todo lo que alguna vez creaste. Yo soy tú y tú eres yo, y te voy a romper el corazón.

lunes, 10 de octubre de 2011

Vacío III.


¿Vas a dejarlo ir...?
¿Me vas a dejar aquí sola, en este lugar tan frío y con todo este cristal de por medio?
¿O vas a ser valiente y vas a luchar conmigo, en vez de luchar por mí?

sábado, 8 de octubre de 2011

¿Y sabes qué pasó al final,

con la chica color limón?
Que todas sus hipótesis estaban equivocadas, y ni el azul da tanta calma, ni el rojo le daba tanta vida. Y así fue. No más.

jueves, 6 de octubre de 2011

Red.


¿Cómo podría definirte? Tú no eras precisamente una persona demasiado normal. Aunque no lo parezca, eso me encanta. Tienes una manera de pensar tan, tan tuya que a veces me impresiona. (¿A veces?). Y esto es lo gracioso: Haces que te quiera de una forma tan extraña... Haces que te quiera y te odie al mismo tiempo. Que parezca necesitarte, y cuando puedo satisfacer esa necesidad, haces que tenga miedo y omita todo.
¿Cuándo podremos salir de este bucle y comenzar a vivir el uno sin el otro?
¿Cuándo desaparecerán esas doce cosas que tanto molestan? (Molestan, no duelen.)
Te quiero/odio/haría desaparecer/haré desaparecer.
Nunca desaparece, sólo se transforma, no puedes odiar a alguien sin haberlo querido mucho, muchísimo. Supongo.


lunes, 3 de octubre de 2011

Siete-


Me di cuenta en ese momento. Sí, ya lo sé, es un poco tarde. Pero, ¿sabes? Eso es lo que lo hace interesante, lo que lo hace irónico, más bien.
Ahí, cuando me estaba atando los Converse, cuando sonaba ''Sweet Dreams'', me di cuenta.
Tengo todas las respuestas, otra cosa es que no sepa encontrarlas.
Y tú también las tenías. Cuando cantabas, cuando me hacías promesas sin sentido y cuando abreviabas. Sólo que, o tampoco las encontrabas, o no te molestabas en buscarlas. ¿Miedo a perderme? Miedo a perderte tú.
Es que es así: estábamos (estamos, estaremos) hechos de miedos con menos sentido que tus promesas. Es por eso que siempre seremos esas dos piezas del puzzle que traten de encajar, pero que jamás lo consiguen. Cometeremos el mismo error una y otra vez (como siempre), porque tú quieres que yo sea la estúpida pieza y yo quiero que lo seas tú. Pero obviamente, eso es imposible.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Rojoazul II.

Camino lenta y cansadamente por la calle mojada (azul). Te recuerdo y resguardo mis manos temblorosas en los bolsillos, apretando los ojos (rojo).
Recuerdo las noches en vela, pero lo omito. Recuerdo tus labios y los omito. Recuerdo tus ojos, tus pestañas... y no lo consigo esta vez. ''Maldita la hora en la que empezó todo''. Pienso y, al segundo, me arrepiento de ello. (Azul).
Saco el paraguas aunque lleve ya quince minutos andando bajo la lluvia, y es que en realidad no sé por qué lo hago. Nunca me ha molestado. (¿Rojo?)
Maldita guerra. ¿Por qué tengo yo que estar en medio?
Y al instante, la respuesta: Porque el campo de batalla es mi corazón. Así de sencillo.
Suspiro y agacho la cabeza. ''No llores, imbécil.'' (Típicamente azul.)
Oh...
Rojo y Azul.
Frágiles y agridulces.
Rojo y Azul.
Enseñándome desde siempre que no puedo vivir sin uno ni sin otro. Ni con los dos a la vez.
Rojo y Azul.
Rojo siempre cambiando y Azul... ni siquiera sé qué hace azul.
Rojo y Azul.
Rojo y Azul.
Ésta es mi maldita historia.

Del diario de Allan.

Querido Diario:
La quiero, de una forma dolorosa pero tan, tan agradable... La quiero, con locura. Siempre ha sido así y lamentablemente, así seguirá.
Y a veces parece que ella siente lo mismo que yo. A veces puedo ver esa mirada que tanto he buscado y extrañado, en ella. Pero otras... Otras veces no la veo y me pierdo, la busco y no soy capaz de encontrarla. Y pienso que tal vez nunca haya estado ahí.
Sé que la solución más fácil sería ''alejarme''. Pero, el problema, es que eso ya lo he hecho y no ha funcionado. La quería con la misma maldita intensidad, y extrañarla es peor que tenerla cerca y sentir ganas de llorar cada vez que coge mi mano.
Es tan doloroso querer así a alguien que te quiere, pero de otra manera...
(A veces me gustaría desaparecer.)
Allan Bonnet.

martes, 27 de septiembre de 2011

Slooooooooooowly. (1999)

Te voy a extrañar. Con cada célula de mi cuerpo. Y ni siquiera podré pasar por ese estúpido sitio al que nunca has ido pero que tanto me recuerda a ti (y no sé por qué).
Y me va a pesar tu recuerdo, de una manera exagerada. Será tal el peso que no podré con él, y es que tu recuerdo me acabará matando. Lentamente...


Terapias mal llevadas sin nadie
que mediara por dos histéricos, 
mis gritos envasados al vacío 
reventaron al fin.
 Y ahora congelo cada instante 
sabiendo de antemano
 que son los últimos.
[...]
Y a medias del viaje, 
callo a gritos 
que no quieras bajar.
Y pierdo la conciencia 
cuando escucho como dices:
"que sea cierto el jamás". 
¡Oh, muérete!


Qué rebuscado el echar de menos pudiendo ''echar de más''.

domingo, 11 de septiembre de 2011

-07-

Lo que debería pasar:
-Hola.
-Muérete.
Lo que quieres que pase:
-Hola.
-Hola, te esperaba. No vuelvas a irte.
Lo que realmente pasa:
Nada.

sábado, 10 de septiembre de 2011


Te estaba esperando, pero ni siquiera sabía que eras tú.
Ahora es suficiente.
Siempre lo será.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Recordatorio:

No caigas más. Nunca.
Es malo, malísimo, es lo peor.
Es un puto lobo con piel de cordero.
Lo sabes, pero lo evitas.
Lo sabes, pero no quieres saberlo.
El peor error de todos, ha sido ese.
Ahí lo dejo. No caigas más.

Tú. Simple y absurdamente, tú.

De vez en cuando, cuando estoy sola, apática, aburrida y, en fin, en esos momentos en los que deseas llorar hasta que se te agoten las lágrimas, y además sin motivo aparente, pienso en ti. Simplemente apareces en mi mente como si una lucecita se encendiera. Y entonces imagino y sé que no estoy sola, que nunca voy a estarlo. Porque te tengo a ti, tengo tu recuerdo, tengo tu voz clavada y no se va a desvanecer...
Paso de llorar a sonreír, y aunque aprecie todas las cosas que tengo de manera diferente, tú eres una de las más agradables. No puedo negar que sin ti nada sería lo mismo.

martes, 30 de agosto de 2011

/Vidas a medias/


Él no volvió.
Se lo había prometido y, ¿qué podría haber hecho ella? Se limitó a esperarle.
Y no volvió.
¿Habría cambiado algo a mejor si él se hubiera dignado a aparecer?
No.
Le habría dado la mala noticia: Había jugado con ella, le había hecho creer que la quería y no era así.
¿Tal vez habría sido mejor eso, tener el corazón roto a esperarle toda la vida?
No.
No, porque le quedaba la esperanza, la maldita esperanza. Lo que le hacía levantarse cada mañana y contar las baldosas del techo mientras se hacía el maldito café. Lo que la obligaba a ir a la oficina y fingir felicidad, y a, desesperadamente, mirar el e-mail, el buzón, todo. Lo que la obligaba a vivir una vida a medias. Pero al menos, era una vida.
¿Y qué habría hecho sin esa esperanza?
Desvanecerse. Morir. No ser nada.
Vivir a medias es mejor que morir habiendo vivido la mitad.
He dicho.

Y, aclaro: Si ella hubiera sido una de esas personas débiles, habría hecho lo correcto y habría cogido otro camino. Aquí, el fuerte simplemente sobrevive y el débil vive feliz. Simplemente...

sábado, 27 de agosto de 2011

sábado, 20 de agosto de 2011

Tres-cuatro.


¡Eras tú!

¡Todo el tiempo fuiste ! Y yo estaba ciega, atando cabos que no me llevaban a ninguna parte y reciclando palabras que estaban huecas...
Eras tú.
Azul.
O eso espero.


-1- Y sin querer, murió un mosquito.

El día era precioso.
Claro, el clima, porque, el día en su verdadero significado (el espacio de tiempo y las cosas que suceden desde las 0:00 hasta las 23:59), estaba siendo uno de los peores.
Mi madre daba berridos en el salón, mientras mi padre, como de costumbre, abría el armario tirando todo, para llenar una maleta, amenazando así con irse de esta desastrosa casa.
Sin fuerzas saqué yo mi mochila y la llené con unas chocolatinas y La Sombra del Viento. Total, nadie notaría mi ausencia.
Así que, cogí mi mochila y a Nao (mi gato y uno de mis mejores amigos) y salí por la ventana, cuidadosamente bajé por mi árbol (sí, mi árbol) hasta llegar al suelo, no sin un par de golpes.
Andé lo más rápido que pude, teniendo que pararme por dejar a Nao atrás, hasta llegar a mi pequeño escondite, lugar al que acudía básicamente cuando mis padres discutían. O simplemente, cuando necesitaba estar sola. Era como si en este pequeño parque sólo existiera yo y el dolor se desvaneciera.
Además, era precioso. Un columpio individual y un pequeño tobogán rojo eran lo único que había en él, aparte de los montones de hojas secas y los árboles. Y, lo mejor de todo: Nunca venía nadie.
Me deslizaba entre las hojas, sin dejar de mirar el suelo, cuando oí un crujido.
-¿Nao?
Vale, Nao no estaba.
-¡Nao! ¿Dónde diablos te has metido?
Busqué con la mirada por todas partes hasta dar con el columpio. Ahí había un chico sentado, acariciando a mi gato.
-¿Es tuyo? -su voz era grave pero no demasiado, con un leve acento que no pude calificar... Me acerqué, asintiendo, y pude ver que tenía los ojos negros y perilla. Su cabello era del mismo color negro que sus ojos, y lo llevaba ligeramente desaliñado... Era bastante guapo.
-Es mío. -cogí a Nao en brazos y le acaricié la cabeza-. Y ese sitio también.
Él sonrió de forma burlona.
-No veo tu nombre escrito en el columpio.
Mi turno: le dediqué una sonrisa sarcástica e hice un gesto indicándole que se pusiera en pie. Y ahí, en el columpio, estaba mi nombre escrito con tippex: Isabella.
-¿Lo ves ya?
-Tienes un nombre muy bonito. Me llamo Rob y, has ganado, el columpio es tuyo. -y él seguía con esa estúpida sonrisa en la cara.
-Siempre gano. Gracias, supongo, Rob.
Me balanceé ignorándole, esperando que se fuera, pero no lo hizo. Se quedó ahí, mirando al vacío... No se oía nada. Y ese silencio que algunos habrían calificado de incómodo, entre dos extraños, para mí fue lo más agradable de ese asqueroso día.
-¿Te gustan las chocolatinas? -le sonreí al terminar de hablar, él me imitó, aunque me preguntaba si él alguna vez no sonreía.
-Claro.
Y compartimos mis chocolatinas. Nao pareció encariñarse con Rob, y a mí me parecía una compañía agradable. Tal vez sería el parque, mi columpio, su perilla o que había puesto To The Sky, pero tal vez, sólo tal vez, este espacio de 24h no sería tan malo como había previsto.


domingo, 7 de agosto de 2011

When love somebody,

is not enough...


Y a veces, miro por la ventana, me paro y pienso "tú estás ahí, en alguna parte".

jueves, 28 de julio de 2011

Ya empezamos...


Anoche soñé contigo... Sí, tú. Te ibas, te desvanecías. De mí... Llovía y tú, dulcemente, te escurrías con ese agua... Y mientras más lo veía, más me reía, más te odiaba, más te olvidaba. Todo era gris pero yo lo sentía rojo, como cuando tuve que decidir entre ese azul cielo y tu rojo sangre. Como siempre elegí el azul queriendo el rojo, pero el rojo es molesto... el azul es pura calma. Me desperté cuando te habías ido del todo; ni siquiera pude saborearlo. Abrí los ojos lentamente y no vi nada, todo estaba oscuro. Entonces te recordé de nuevo, tú decías ser oscuridad. Joder, ¿por qué estás en todas partes?
Sueños... ojalá fueran reales. Ojalá existiera ese mundo; solamente mío. Donde los irreal es real y lo ilógico es lógico, donde a veces te olvido y a veces apareces. Sueños, donde es válido ser yo y todo el mundo me hace caso. Sueños, donde puedo cortar el hilo.

miércoles, 20 de julio de 2011

Ruedas...

''Dicen que lo mejor que te puede pasar en la vida, es amar y ser correspondido. Pero, ¿qué haces cuando no? ¿Qué haces cuando tienes a esa persona tan, tan dentro que no puedes sacarla de tu corazón y tampoco puedes hacer que te quiera?
Así vivían ellos; Ella quería a otro y él quería a otra. Pero igual, no sabían cómo, se necesitaban. Porque no estaban solos...
''No te olvidaré'' dijo él mientras la sostenía en la cuneta.
''¿Sabes? Sin no fuera por ti esto no habría pasado. No ahora. Tú me has salvado, siempre. Tú recogiste mis pedazos cuando estaba rota y los fuiste uniendo poco a poco. Tú me has devuelto la puta vida...''
''No hables...'' La besó, fugazmente, con los ojos llenos de lágrimas. No podía estar pasando, ella no...
''Escúchame, yo hablaré si me da la gana. Perdón por ser tan borde... Pero escucha. Cuídate... No te bloquees cuando hables, ¿vale?''
''Vale...'' intentó sonreír.
''Te quiero, a pesar de todo te quiero.''
Y así, ella cerró los ojos para no abrirlos más, dejando esas palabras resonando en su cabeza. Adiós...''

Y finalmente, tras recordar el final de su única compañera en el mundo, tras recordar el momento en el que empezó a estar totalmente solo, saltó... Saltó y sintió que volaba: él siempre quiso ser un pájaro.
''¿Por qué coño tuviste que irte?''

miércoles, 6 de julio de 2011

Últimas...


¿Que cómo me sentí? Verás, no es algo fácil de explicar...
No te voy a mentir: Lloré.
Pensé en todas las putas veces que me habías dicho algo así, y me di cuenta de que no lo echaba de menos. Pero ahora, qué quieres que te diga, sí. Porque soy una caprichosa... Y sólo echaba de menos el hecho de que me quisieras (que me encantaba) no sus consecuencias. Quiero decir, no es que no quisiera retroceder y volver a vivir eso, pero no es algo que me quitara el sueño, los problemas contigo dolían demasiado. Ahora, sí. Sigo siendo tan egoísta como siempre, cielo.
Y aún así me haces daño. Me duele tu sola existencia, me irrita, me molesta.
¿Por qué tuviste que aparecer? Todo sería más fácil si, simplemente, hubieras seguido tu vida y yo la mía... Si nunca se hubieran cruzado nuestros caminos.
¡Lárgate! Olvídame ya... No, perdón. Que te olvide yo ya.


martes, 28 de junio de 2011

Bucle... (FuckYou)

  1. Encuentro algo que me haga recordarte
  2. Te necesito.
  3. Me odio por ello.
  4. Me ahogo.
  5. Te vas de mi cabeza.
  6. Pero apareces en mi vida.
  7. Te quedas un par de días.
  8. Me siento genial.
  9. Y te vas.
  10. Me siento mal, pero te omito.
  11. Me olvido de ti aparentemente.
  12. Encuentro algo que me haga recordarte.

(...) Ymásmásmás.

martes, 21 de junio de 2011

-0-

El coche, a 46. Mis manos se aferraban al volante fuertemente (posición dos menos diez), sonaba Queen en la radio. Pasábamos al lado de un Starbucks y Amanda gritaba desde la parte de atrás que quería bajarse. Olía a tierra, hacían 39 nefastos grados y sentía como me sudaban hasta los dedos de los pies. Por la ventanilla, salía la mosca que había estado todo el camino estorbándonos, pero no se enteró nadie. En el asiento del copiloto, Jim dormía (no sé cómo podía hacerlo con los berridos de Amanda).
En ese momento, en ese segundo que permanecería para siempre en mi cabeza, tomé mi decisión: Me voy. Me largo, huyo.

domingo, 12 de junio de 2011


-Estoy viva, qué cosa. Existo, ¿y? Esta existencia vacía no me lleva a ningún sitio, y yo no quiero simplemente estar viva... quiero sentirme viva, tener una razón para levantarme cada mañana. Me come la rabia al pensar que la solución a esto está en otra persona, alguien que debo esperar. Pero es inevitable, ¿no? Siempre esperamos que llegue alguien y... ¡plof! todo estará solucionado. Somos unos ilusos. Yo lo soy, aunque no te lo parezca. Sigo esperando a alguien capaz de llenar ese vacío...

viernes, 10 de junio de 2011

¿Sabes?

Su corazón es un cristal opaco.
Frágil, muy frágil...
y, sin embargo, es imposible ver a través de él.

lunes, 6 de junio de 2011

Asleep or die.


Entonces, ocurre;
Te arrepientes. Y te odias. Y le odias. Y deseas devolver el tiempo. DOS-PUTOS-AÑOS. ¿Seguir adelante? Ya lo hago... de verdad que lo hago. Ni siquiera recordaba ya la pulsera de cuero y el vestido blanco, ¿sabes? Pero todo se arremolinó... y recordé. No pude evitarlo y créeme, ojalá hubiera podido.
I know There’s nothing I could say To change that heart

Me pregunto qué habría pasado si hubiera entendido tu mensaje entonces. Si hubiera pensado un poco en ti, en mí... Si hubiera elegido la otra parte. Tal vez, sólo tal vez, estaríamos completos...

Bittersweet.

Aún te recuerdo. Te veo delante de mí, con los ojos muy abiertos. Recuerdo como gritabas callando, como cargabas tus ojos y me disparabas al mirarme... Me matabas lentamente, convirtiéndote en la más dulce de las torturas.
Aún reecuerdo tus promesas... agridulces como tú. Y recuerdo el dolor... amargo, asfixiante. Cortante. También aquel día. Llovía, el autobús estaba llegando y besaste mi mejilla. Te levantaste y, a modo de despedida me sonreíste -aunque tus ojos se veían jodidamente tristes- y soltaste un ''hasta otra''. Apenas un susurro. Pero esa fue la última vez que te vi. Paradójicamente, las últimas palabras que oí salir de tus labios fueron que volveríamos a vernos... ¿Puedes dejar de hacerme esto?

lunes, 30 de mayo de 2011

//*

Como una mirada (accidental, pero no importa) que convirtió el vello de mis brazos en alambre de espino.

viernes, 27 de mayo de 2011

LotL IV

Reí sarcásticamente.
-¿De qué te ríes?
Te miré. Me miraste. Nadie sonreía. Nadie sonreía aquí desde hace tiempo.
-Mírate...
Me quité uno de mis dos anillos y te lo metí en el bolsillo del abrigo. Te besé la mejilla a la vez, y comencé a andar. Notaba tus ojos sobre mi espalda, y casi pude oír los insultos que me dedicabas mentalmente. Porque te conocía demasiado, y sabía que eras la persona más pacífica del mundo... para los demás. Excepto para mí. Entonces oí un murmullo, un sonido grave que me hizo imaginar (no sé por qué) palomitas dentro del microondas. Y Amélie. Y el sillón de mi casa. Y tu camiseta roja. Hablaste más alto, incluso gritaste, al comprender que no te escuchaba:
-¡No veo nada malo en mí!
Me giré, apartándome el flequillo de los ojos.
-¿Sabes esa sensación de creer que estás despierta y de repente, despertarte?
-Sí.
Volví a girarme, y continué andando, sintiendo que la calle se hacía eterna, pero a la vez agradeciendo que fuera así.
-Adiós.
Ahí... te dejé atrás (temporalmente, supongo). ¿No lo ves? Quítate la venda... Yo no soy lo que crees, no me conoces. Nunca podrás hacerlo.
Y en ese punto, al darme cuenta de que estaba temblando, deseé que recordaras que adiós nunca significó nada para mí, y me salvaras de nuevo de mí misma...

martes, 17 de mayo de 2011

Vacío II.







Y ojalá pueda dejarte,
maldita droga no registrada,
y ojalá fuera efímera
y no duradera esta mierda,
y ojalá ya te estuvieras yendo,
LEJOS, donde no pueda buscarte
y termines roto, revolviéndote, cayendo.



viernes, 22 de abril de 2011

Si nos arropa el mismo cielo
con el mismo color azul,
si el mismo sol nos da calor,
¿por qué no puedo, vida mía,
respirar el mismo aire que tú?

You and me.




Ojalá. Algún día me gustaría poder contar todo esto a mis hijos y reírme de las estupideces que hacemos los adolescentes. Que ellos se rían y me pregunten ''¿y por qué hizo es papá?''. Supongo que es una tontería... pero ojalá seas tú. Muchas veces lo he pensado.

jueves, 21 de abril de 2011

Nota para el futuro:


-Aprovecha las oportunidades, fíjate en todo y sé consciente...
No digas adiós.

lunes, 11 de abril de 2011

Que no, que no soy una chica fuerte... Que no me gustan para nada los cambios, me asustan. Me asustan las limitaciones, los errores, los desconocidos, las críticas, la soledad (depende), los malos recuerdos, las calles estrechas, los ascensores, las palomas, las habitaciones sin ventanas... Si eso es ser fuerte...
A veces me pesa el mundo, no sé, es una sensación extraña. Siento que todo es efímero, que debo aprovechar estos años, pero claro, no lo estoy haciendo, y dejo escapar tantos sentimientos y tantas personas...
Después estás tú: Que pareces tan seguro de todo. Y sin embargo, aunque pareces agusto con el mundo, pareces necesitarme tanto... no sé como puedes hacerlo. Yo soy frágil, estoy rota, algo falla dentro de mí desde hace tiempo.
No puedo prometerte nada. Pero quiero que te quedes conmigo...
Porque tú me calmas.

domingo, 10 de abril de 2011

Take me with you...

lunes, 28 de marzo de 2011

Bianca.

Esa era Bianca: ojos negros, melena oscura, tez blanquecina -paradójicamente daba razón a su nombre-.
Salía siempre de noche y se sentaba al borde del muelle, con los pies colgando. Cerraba los ojos y ahí se quedaba; si se le caía un zapato no se movía. Una vez conté -asomado a mi ventana, desde donde la veía cada noche- cuántos zapatos había perdido en ese muelle y, cuando dejé de hacerlo iba por los ocho. Pero cada día llevaba unos zapatos nuevos, un vestido nuevo.
No temía que me viera en ese pasivo espionaje nocturno. Ella no estaba ahí, en el muelle, frente a mi ventana, estaba viajando. Viajaba por todos los rincones del mundo, visitaba París, Italia, Egipto, en un abrir y cerrar de ojos. Cumplía sueños ahí sentada, dentro de su burbuja. Al menos, la imaginación era suficiente para esperar la verdadera oportunidad. Supongo...

miércoles, 23 de marzo de 2011


Desaparece de mi vida...

Como si nunca hubieras aparecido, como si nunca me hubieras hecho vibrar, como si nunca... como si nunca te hubiera querido, como si nunca se me hubiera caído el teléfono y no me hubiera inmutado porque justo antes de colgar me habías dicho que me querías y yo pensaba qué debía hacer después de eso. Como si nunca se hubieran cruzado nuestros caminos aquel día, cuando te conté mi intento fallido de cazar un mosquito... Ah, como si nunca me hubieras mandado esos mensajes y yo los releyera entre clase y clase sin que nadie se diera cuenta.

Sí, tienes que irte, pero esta vez no vuelvas... No es sano mi amor/odio hacia ti.


sábado, 12 de marzo de 2011

Cu, cu, cu.



-Eres diferente -dices, y obviamente te creo.
Coges tus zapatos y sales al salón cojeando, fundiéndote con el escenario. Ahora puedo decir que estoy frente a una desconchada pared azul, una cómoda beige con figurillas de metal, el marco de la puerta y un pobre chico cojo con el pelo negro.
Claro, me has otorgado el honor de ser diferente y puedo hacer cosas que no comprendería nadie.
Corro hasta el salón y salto sobre ti, haciendo que la muleta caiga al suelo con nosotros dos.
Te miro y veo ojos negros y una nariz sorprendentemente tuya. Sonrío. Tú no.
-¿Tienes miedo a las alturas? -digo en un susurro sin que la sonrisa se desvanezca. Te quedas mirándome, debajo, con los ojos ligeramente entornados y las aletas de la nariz abiertas. Me veo reflejada en tus ojos (no sé si en el iris o en la pupila, ya que en tus ojos no se distingue la una de la otra y ya puedo esperármelo todo).
-No...
-Tenemos plan para esta tarde. Espero que no me hayas mentido. -me pongo en pie, dándote tregua. Me apoyo en el marco de la ventana de mi pequeña cocina americana y observo como una pequeña mariquita anda por él - En serio, espero que no lo hayas hecho nunca -ofrezco mi dedo a la mariquita, pero no sube, lo cambio de sitio varias veces y el bichillo no cede. Increíble: una mariquita me estaba recordando a mí misma.- porque me enfadaría y...
Me giro, abandonando a la mariquita, y te veo tendido en el suelo, con la mirada perdida y las mejillas rojas, una leve sonrisa se pintaba en tu rostro (pero muy, muy leve) y tamborileas con los dedos.
-¿Podrías -dices, con la sonrisa creciendo y reflejándose en tus ojos- ayudarme a levantarme?
-Claro...
Había olvidado que eras cojo.
Agarro tu mano y, agachada, te paso el brazo por mis hombros. Terminas sentado y se para el mundo al tiempo que se oye la campanilla del reloj antiguo de la pared.
Y a las tres en punto, así sentado, me robas un beso y yo entiendo que con eso quieres decir que no me vaya nunca. ¿Para ayudarte a levantarte del suelo? No. Para tirarte, estrujarte, mirarte, abrazarte, gritarte, sonreírte, quererte, hablarte, alegrarte, odiarte, cuidarte, para que me cuides, me estrujes, me mires, me abraces, me grites, me sonrías, me quieras, me hables, me odies, me alegres, sin mediar palabra, en el suelo de la cocina...


miércoles, 9 de marzo de 2011

Tan, tan difícil. Cierras cada capítulo de mi vida.






Me senté sin ganas en el suelo, apoyando la espalda en un muro que parecía caerse a trozos. Después de andar tres horas bajo este horrible cielo sin estrellas decidí descansar un rato y fumarme un pitillo (la segunda idea la deseché y me sentí orgulloso de mi fuerza de voluntad). Frente a mí se movía todo el mundo, había en las calles ese movimiento que hay en navidad. Pasaba gente llena de bolsas, señoras en tropa y madres cargando a sus hijos medio dormidos. Sonaban villancicos, tan estresantes como siempre, y yo me preguntaba por qué habían puesto esos altavoces en las farolas si nadie les hacía caso, cuando mi mirada se posó sobre una figura que llamó mi atención. Estaba de espaldas, y el pelo castaño le caía por las espalda, formando perfectas ondas. No era alta ni bajita, al menos en comparación con la gente que estaba a su alrededor, y llevaba una camiseta azul. Una vez conocí a alguien con ese pelo castaño. Sonreí al recordarlo, aunque realmente me dolía el alma. Me puse en pie y decidí andar hacia ella. Cuando -no sin esfuerzo, ya que la gente empujaba- estuve a su lado, miré de reojo y... sentí que se paraba el mundo, o me paraba yo, dejó de importarme el escenario y comenzó a importarme uno de los actores secundarios, o tal vez principales de la obra de mi vida. Me paré en seco, sin darme cuenta, y la miré durante un par de segundos. Tenía el corazón a mil. Entonces me miró, tan indiferente, con esos ojos azules suyos que parecían encerrar todo el dolor del mundo. Me sentí perdido; no en su mirada, no en ella. En el mundo. De repente sentí que todo el dolor que había en esos ojos era para mí, porque nunca sería capaz de quitárselo de ahí. Sentí lágrimas, y me di cuenta de que había comenzado a andar y había salido de la plaza.
Volví a sentarme, esta vez en un banco y lloré como se supone que no debe llorar un hombre en público. Es tan difícil olvidar.

viernes, 4 de marzo de 2011

Como siempre.

Como siempre. Llegas, y sin llamar entras a mi corazón, yo me vuelvo frágil por tenerte ahí dentro y sonrío como una tonta. Como siempre. Pienso que todo va a ir bien esta vez, y claro, que no saldré mal. Como siempre. Pero, como siempre, vuelves a hacer lo mismo. Monotonía en estado puro; tú y yo lo somos, estamos anclados en este bucle infinito, y si te soy sincera, me estoy cansando de dar vueltas. Como siempre.

Si logras explicarme qué tiene de productivo todo esto, qué tiene de bueno, si logras darme una sola razón, cambiaré mi desición y seguiremos con este juego. No vale que me digas que me quieres y yo me lo crea... Como siempre.



sábado, 26 de febrero de 2011

¿Qué pasaría si esta vez fuera la definitiva? ¿Qué sería de nosotros?

jueves, 24 de febrero de 2011



Tú y yo,
estamos unidos por algo más fuerte.
A ti y a mí,
lo que nos une es el destino.

jueves, 17 de febrero de 2011

Cuerpo.

Entonces la maquinaria paró en seco. El maquinista se levantó de su vieja silla blanca, alterado, y andó por todo el salón hasta que llegó a la máquina principal. La examinó, cada engranaje, ninguno parecía estar estropeado o fallar. Trataba de no aleterar nada y se fijaba en la letra que llevaba escrita cada ruedita de metal. Comenzó a salir agua de la máquina redonda, que estaba situada debajo de la principal. El hombre andó por todo el recinto, y éste comenzó a moverse, como si convulsionara e hizo que Adolfo -que así se llamaba el anciano maquinista- se cayera al suelo. Se arrastró hasta llegar de nuevo a la gran máquina de arriba, de la que salía humo, y sacó una llave de su bolsillo: Era roja y, aunque era vieja, parecía que nunca se había usado y acababa de hacerse. La metió en la pequeña cerradura que no debe abrirse, o al menos eso le habían dicho todos sus antecesores. Abrió el cajón y dentro encontró un montoncillo de engranajes que se le antojaron como bichos, estaban negros y giraban lentamente, produciendo un sonido que le puso los pelos de punta. Y pintado en rojo, sobre cada uno de ellos, estaba la letra A. A. Sólo había una parte importante de la máquina con la que nunca había interactuado y que comenzaba por A. Era la parte más complicada, más cerrada, más frágil. Amor, lo llaman. Pronunció esa palabra despacio, susurrando. ''A-mor''. Y cuando lo hizo comenzó a ver humo y más humo, cada vez más negro, y cada vez se movía más la máquina y salía más agua. Para cuando se dio cuenta, una de las máquinas se había partido por la mitad. Adolfo cogió sus pertenencias y salió del edificio. ''Tendré que buscar otro trabajo... Cuando falla el corazón, sea cuál sea de las dos máquinas con ese nombre, morimos. Cuando falla una muere el cuerpo, cuando falla la otra muere el alma y nos convertimos en un cuerpo que vaga por el mundo buscando que el alma vuelva a casa. Pero la sustituye algo más fuerte y que no deja paso: El vacío.''

martes, 15 de febrero de 2011



Sonríe.
Pero hazlo de veras, por dentro.
Y no caigas más en la noche estrellada, porque si sigues mirando se esfumarán las montañas y todo se volverá ciudad...


domingo, 13 de febrero de 2011

A veces, el camino más largo es la distancia entre dos personas.

...Eres increíble.
Te lo prometo, es cierto. Aunque, releyendo, creo que lo propio sería decir que eras increíble. Porque tengo que hacerme a la idea de que para mí ya no deberías existir... Podré recordarte, sí, pero no habrán recuerdos nuevos.
La última vez me dijiste que ibas a buscarme. Y quiero que lo hagas, porque hoy, precisamente hoy, te recuerdo y no debería hacerlo, porque me haces daño, porque sigues siendo el mismo hijo de puta.
Hoy, tengo el cuerpo en Canarias y el corazón en la península. Y sé que es imposible todo esto, porque aunque te busque nunca, NUNCA vas a correr hacia mí como prometiste, no nos casaremos como prometimos, ni me darás ese colgante (en mano).
Temblemos, porque el destino nos odia. Feliz San Valentín con un día de antelación.

Cosas para hacer hoy:
- Hacer los deberes.
- Fregar los platos.
- Echarte de menos.


sábado, 12 de febrero de 2011

23/3/10. Querido Diario:


Hoy ha sido un día complicado.
No pensaba salir de casa hasta que Allan me llamó y me animó a ir a dar una vuelta. Fuimos a donde siempre, pero no fue como siempre. Compramos granizada de café y, hasta ahí, bien. Entonces le miré y vi cosas que -según quiero recordar- nunca había visto en él. Me di cuenta de que, aunque lo niegue, la verdad siempre sale a la luz, y las mentiras y omisiones quedan aplastadas contra ésta. Se sentó al borde del callejón y yo no supe que hacer, porque tenía los ojos llenos de lágrimas.
Finalmente, me senté en el suelo, apoyada en el muro, a algo así de dos metros detrás de él. Se levantó y se sentó a mi lado, y no sé qué pasó pero cuando nuestros labios se rozaron volví a llorar. Lloré durante un rato, como una niña pequeña.
¿Por qué lloraba? Me lo llevo preguntando desde que la primera lágrima comenzó a salir de mis ojos. Y tengo teorías:
a) Miedo. A perderle, al rechazo, a los cambios, a mí misma, a quererle de otro modo.
b) Porque (puede sonar engreído, pero este es mi diario y no lo leerá nadie más) he visto como me mira. Y no sé si yo seré capaz de corresponder algo tan grande.
No puedo entender. Hay cosas que las personas como yo somos incapaces de asimilar, de pensar, incluso. El amor es una de ellas. Por la costumbre a sufrir o a no saber querer. Porque, nuestros corazones son una prisión con paredes rojas.
Alicia Lemoine.

martes, 8 de febrero de 2011

Hola :) No me gusta hacer este tipo de entradas, pero una vez al año no hace daño ^^U Me ha nominado mi querida amiga Eva (http://www.asesinandocorazones.blogspot.com/). Gracias por acordarte de mí :D
Bueno... tengo que poner siete cosas sobre mí. Ahí van ^^
1. Me llamo Aida, soy de Tenerife y tengo quince años.
2. Soy una persona muy supersticiosa. Tengo que hacer todo en el mismo orden cada día o pienso tonterías como: ''Oh, Dios, ¡hoy va a ser un mal día porque no me he atado primero los cordones del zapato izquierdo!''
3. Soy adicta a la Coca-cola y a la vainilla.
4. Quiero ser periodista.
5. Mi nombre ''artístico'' (Ross) viene de uno de mis apellidos, Rossi. Tan original yo (xDD).
6. Mi grupo favorito es Love of Lesbian, aunque mi canción favorita es All Apologies de Nirvana.
7. Quiero vivir en París, aunque sé que no me atrevería a irme de aquí.

Bien, supuestamente tendría que nominar a quince blogs, pero no me apetece (xDDD) así que nomino exclusivamente a un blog:
http://www.sweet-kisses.blogspot.com/

:) Saludos.


Aida. Akira. Ross. Aik. Como queráis llamarme.

domingo, 6 de febrero de 2011

¿Vas a volver SIEMPRE?

sábado, 5 de febrero de 2011

Días sin sentido


Porque el mundo es grande y parece no querer que sea mi sitio. Ahora cada día es idéntico al anterior, un bucle infinito, la monotonía siempre esperándome, y yo rota, cayendo. Siempre es lo mismo. Ojalá pudiera encontrarte ahora. No quiero esperar años, entiéndeme y aparece para entenderme por completo. Para ser un puzzle, para saber quién eres, para olvidar, para quererte. -Para ser un puzzle, para que sepas quién soy, para que olvides, para quererme.-


Hoy tengo uno de esos días tontos, ¿sabes? Uno de esos días en los que sólo te apetece sentarte al lado de la ventana y ver pasar el tiempo, evitando el tic tac del reloj que te recuerda que éste pasa rápido. Reflexionas sobre lo que has dejado escapar -tanto, tantísimo- y sobre lo que no. Sobre qué deberías hacer y cómo, aunque sea inútil.

Sabes que la vida está compuesta de pequeñas cosas, de pequeñas personas que a veces te fallan y a las que a veces fallas, que a veces te necesitan o necesitas tú. Sabes que esa tela de araña compuesta de personas es lo más importante y que debes conservarla intacta, suave, sólida aunque frágil. En vez de esperar, te das cuenta de que debes moverte tú y buscar... Pero hoy no, hoy es uno de esos días tontos.

Juliette.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Y en mi cabeza está tu cuna.



Eres luces apagadas,
y costuras desvaradas,
eres noches de tormenta
y dolores sin molestia,
eres un corazón roto
y miradas de alboroto,
eres amor sin dolor
pero creo que has calado hondo.
¡Eres parte de mí!

domingo, 30 de enero de 2011

Una de esas desiciones estúpidas que se toman por motivos asficciantes:

''Deja de fumar. He encontrado el cenicero lleno de colillas y ya sabes lo que opino de ello.
PD: Me marcho a Barcelona. Cuando leas esta nota, ya estaré en el aeropuerto. No sabía como decírtelo, no pienses que estoy huyendo.''
Solté el post-it, aunque se me pegó al dedo en vez de caer, y tuve que despegarlo. Pensé que estaba de broma. O pensé que quería pensarlo.
Andé por toda la casa, estresada, esperando verle tirado en la cama o viendo la tele. Nada. Entré en su habitación y abrí el armario; estaba vacío. Abrí los cajones, tirándolos al suelo. Vacíos.
Me senté en la cama, anonadada, intentando explicármelo, intentando buscar algo en mi cabeza que tuviera forma de respuesta.
Y fijándome en la mesilla de noche, pude ver otro papel amarillo. Estaba pegado a la lámpara y había una sola línea escrita en él. ''Mira encima del armario.''.
Encima del armario había otra nota. El papel era más grande y la letra más torcida, más insegura. Ahí, ahí estaban mis respuestas.
''Vale, sí estoy huyendo.
Decidí irme a Barcelona hace dos meses, no quería decírtelo porque no estaba seguro de que quería irme. Tampoco quería que tuviéramos que despedirnos, porque odio verte llorar.
Y, llámame cobarde, pero escribiendo soy más valiente, y soy capaz de decírtelo todo. Te preguntarás, ¿qué quiere decirme este imbécil? ¿de qué huye? ¿por qué hace todo esto?
Me han encantado estos años de amistad. Han sido tanto como toda una vida para mí, no sé si para ti lo han sido. Hemos tenido nuestros más y nuestros menos, nuestras verdades y nuestras mentiras, nuestras confesiones y nuestras omisiones. Como cuando yo hacía como que no me importaba nada de lo que me decías, que no me sentía mal cuando me hablabas de tu mal de amores y yo te decía que siempre hay luz al final del túnel.
Hoy no es un día cualquiera, hoy es catorce de febrero, San Valentín, y por eso, aunque me marche, tengo que decírtelo. Aunque pueda que no nos volvamos a ver por mi cobardía y mis estupideces, por mis ganas de complicarlo todo. O de no sufrir teniéndote a mi lado sin poder tenerte al completo.
Eres una persona fascinante, ¿no te lo he dicho nunca? Siempre me ha gustado mirarte mientras cocinas o, simplemente, mientras no haces nada. Te reirás de mí por esto. Quiero que sepas que te amo y siempre lo he hecho, de lejos, de cerca, del revés y con lágrimas de por medio. De eso huyo: de todo lo que siento, para que las heridas no puedan calar más hondo y destrozarme más. Me marcho para intentar olvidar y sanar, para seguir mi vida...
Te voy a echar tanto, tantísimo de menos. Pero esta es mi desición, porque sé que no sientes lo mismo por mí, ¡y soy un idiota!
Perdóname.''
Las lágrimas me bajaban por las mejillas. ¿Pero qué mierda estaba haciendo ese idiota?
Otra vez... sola.

sábado, 29 de enero de 2011

Vale, está bien. Está es la última vez que pienso en ti de este modo, que escribo sobre ti. La última de muchas.
Lo siento, pero ya se hace duro, demasiado duro.
Y ya está. No eres nadie.

miércoles, 26 de enero de 2011

Dícese de un día ochenta y cuatro.

¿Sabes que cuando me miro los pies me acuerdo de ti? No sé por qué será, tal vez porque hemos hablado de zapatillas tanto como de otras cosas.
Y sólo puedo decir que es injusto, ¡tan injusto! Somos... éramos... almas gemelas. Pero nos separa un oceano. A veces me preguntas por qué nos colocaron así, y yo pienso que son estrategias del destino. Sin toda esta distancia, ¿crees que nos habríamos conocido y nos habríamos querido como nadie?
Pero las cosas cambian, las peronas también, y las relaciones se oxidan, ¿sabes? Así, lentamente, nos fuimos alejando, el hilo plateado se fue tensando, y ahora no sé si está roto del todo.
No soy de te quiero fácil pero... te quiero, duende púrpura.

martes, 25 de enero de 2011

Uno de esos días... de invierno.

Salía de casa sin prisa, sólo quería pasear, disfrutar del domingo, aunque sola. Porque quería estar sola, tenía la sensación de que si pasaba tiempo con ella misma conseguiría entenderse un poco. Además, Sofía opinaba que las cosas más bonitas se veían a solas.
Andaba despacio, prestando atención a todo: Al aire que corría, a la temperatura, al color de los árboles y de la acera, a los niños que jugaban en el parque y a los sonidos, sobretodo a los sonidos.
''Así no duele tanto recordar, pero sólo si me fijo bien en las personas que están tristes.''
Un mendigo tenía su campamento al lado del árbol grande del parque. Sofía le dio dos euros para que comiera algo; el mendigo le dio las gracias y se fue corriendo -cojeando-.
Una chica lloraba en uno de los bancos, con el móvil en la mano. Sofía no pudo hacer nada por ella, y aunque suene egoísta, se sintió mejor al descubrir que alguien compartía con ella la soledad, el hastío.
Siguió andando, de vez en cuando sacando las manos de los bolsillos para mirar si se habían puesto moradas por el frío.
Y... de pronto comenzó a llover. En seguida supo que esa lluvia no traería cosas buenas; no sería solamente una tormenta de rayos y truenos... sería una tormenta interior. Dentro de ella.
Entró en la primera cafetería que encontró, sin mirar ni siquiera cuál era, y se sentó en la mesa que estaba al lado del baño.
Pidió un café con leche y un vaso de agua. Y cuando se alejaba la camarera -que tenía un caminar bastante feo- salió un chico del baño. Sofía le miró y sólo vio su espalda. Llevaba una camiseta gris, de manga corta (¡con el frío que hacía!) y unos vaqueros. El pelo era castaño oscuro, casi del color del chocolate caliente que la camarera servía ahora a la mesa de al lado. Él se giró y Sofía se percató de que tenía los ojos marrones, la piel morena, el flequillo mal cortado y la mirada de un hombre mayor...
-¿Damien?
-Sofía. -ella preguntó; él no, él no era de las personas que usaba el tono de pregunta para estupideces. Damien no preguntaba, Damien creía, Damien observaba.- Sofía, estás empapada. Te vas a resfriar.
-Eso -dijo con acento duro, inflexible- no te importa.
-Oh, venga, no seas tan dura conmigo -se sentó-. Sof, ¿cómo estás?
Le miró. La miró. Estuvieron así durante casi un minuto, el mundo moviéndose y ellos en pause. En ese momento sintió el ambiente cálido, sintió que caía en un agujero y...
-¡No! Damien, no quiero hablar contigo...
-Sofía, sé que me has echado de menos.
''Joder. Joder. Joder.''
''Claro que te he echado de menos, Damien, claro que lo he hecho. Cuando pienso en ti me duele el pecho, ¿sabes? Me falta algo, me falta desde hace tiempo, y ya se lo que es. Eres tú. Aunque me cueste admitirlo. Ya no me importa que me odies. Yo no te odio. No te guardo ningún rencor, aunque quisieras alejarme de todo, de todos... Te quiero, Damien. Vuelve y no te vayas nunca, porfavor...''
-No. No te he echado de menos. Lo siento.
-¿Sabes? No te creo. También lo siento.
-Eres un idiota. Déjame tranquila. -en ese momento se dio cuenta de que ya había llegado el pedido.
-Venga ya, Sofía. ¿Sabes qué? Sabía que íbamos a encontrarnos hoy. Lo presentía.
-Ojalá me hubiera pasado lo mismo. Me habría quedado en casa.
-Vámonos.
-¿Eh?
-Vámonos del bar. Ha parado de llover. Demos una vuelta.
Se nubló todo. A ella le volvía a doler el pecho, porque teniéndolo ahí, delante, le echaba más de menos que antes... Porque le tenía delante y sabía que nunca podría tenerle realmente. Porque la vida es así, porque el destino está escrito, porque no era para ella ni ella para él.
Pagó y salieron. Era cierto que había dejado de llover fuerte, pero lloviznaba.
-Oye, Damien -se paró en seco. Desde que comenzó la breve conversación, pensaba en decírselo, pero Sofía no había tenido las fuerzas suficientes.-. Quiero que sepas una cosa. Creo que... Bueno, tú sabes que yo creo en el destino, y esas cosas.
-Lo sé. Eso te hace ser Sofía. Si no fueras tan paranoica, no serías ni dos letras de tu nombre.
-Bueno. Creo que este encuentro no ha sido totalmente casual. Porque...
-Porque crees que todo ha sido cosa del destino. Hoy me echabas más de menos que de costumbre, hoy pintabas mi nombre en las nubes y, cuando me viste, sentiste un parón, una nueva línea en tu vida, un nuevo comienzo. Sentiste que ésta era la oportunidad definitiva, que debías retenerme, aunque no quisieras por eso de tu corazón roto. Sentiste que, aunque las veces anteriores, a pesar de que nos amáramos, nos dejamos ir y nos anulamos, esta vez sería diferente porque tú lo eres, porque yo parecía serlo.
-¿Cómo...?
-Yo sentí lo mismo.

jueves, 20 de enero de 2011

Ver como todo se desmorona y no poder hacer nada, por no tener la capacidad ni el permiso para hacerlo.

miércoles, 19 de enero de 2011

-Piénsalo. Todo en la vida es un puzzle, con seis mil millones de piezas en grupos de dos. Cada pieza... cada persona... tiene que encontrar la pieza que le complementa. Así, las conexiones que faltan en el universo se establecen, y los grupos de dos piezas conseguirán el premio: La felicidad.
Sacó la pulsera de cuero de su bolsillo.



Siempre va a ser tuya. Espero poder dártela algún día, aunque eso es tan improbable como que nos veamos.

Lo siento.

martes, 18 de enero de 2011

Estoy anclada a ti;
el ancla es mi alma,
las rocas tu electricidad.

domingo, 16 de enero de 2011

Estoy aquí, siempre he estado...

Otro día más.
María se levantó de la cama y, descalza, recorrió la habitación pareciendo buscar algo sin querer encontrar nada. Se sentó, por fin, delante de la ventana y apartó las cortinas. Echó la cabeza hacia atrás y pude ver esa marca de nacimiento en su cuello. El pelo rojizo le caía por la espalda como una cascada de óxido.
Bajó la cabeza y la apoyó en una de sus manos, triste, cansada. Tenía la mirada fija en algún punto de la calle, buscaba algo, pensé. Desde la cama distinguí como sus ojos se abrían con rapidez y su cuerpo parecía tensarse. Entonces, sin hacer ruido me levanté y me situé detrás de ella. Lo comprendí todo.
Él salía del edificio que quedaba en frente, ataviado con ropa con la que ni yo ni ella le reconocería; con aires de abogado.
Había pasado tanto tiempo... años, quizá, aunque el tiempo en esta habitación parecía pasar más deprisa. Durante todo ese tiempo, parecía que sólo existíamos María, yo y los pedazos de su corazón. Pero en realidad, siempre hubo un intruso: Paul, el hombre que momentos antes me había parecido una hormiguita trajeada, desde este sexto piso.
María no era totalmente ella. Era una sombra de lo que había sido. Porque ella era luz, era un pedazo de estrella, pero sólo cuando tenía a quien iluminar de veras. No quedan personas como María, no quedan personas capaces de irradiar ese tipo de alegría fundido con tristeza, capaces de guardar el cielo en una mirada. Ni siquiera la misma María era ya así. Porque era así por Paul, lo sé. Cuando él la abandonó, María cayó en un estado de apatía, y yo, sin éxito, intenté sacarla de ese hueco. Pero nunca he podido. Siempre me mantuve a su lado, pensando que algún día María volvería a ser la chica de la que me enamoré, la chica por la que respiré durante más de cinco años. Finalmente, nunca tuve a esa chica. Ella, cada mañana, pasaba el tiempo mirando por la ventana, y yo sin comprender, sonreía como un idiota. Hasta hoy. Pero no me importó, aunque pueda sonar estúpido.
Cuando él desapareció, subiéndose en un coche, María destensó su cuerpo y se percató de mi presencia detrás de ella, o en la habitación. Me miró con esa mirada vacía que parecía gritar su nombre y pareció pedirme que no me fuera nunca.
Supongo que para ella yo siempre seré lo que le queda de mi hermano Paul, y ella para mí siempre será lo que me queda de ella misma.

jueves, 13 de enero de 2011

J u l i e t t e

Sobre una fina línea entre el cielo y tus zapatos, estoy yo. Cuando la línea imaginaria se quiebre y tú te marches de donde nunca has estado, ¿dónde quedará mi sitio?

---------------------------------------------------------------------------------------------

Era nochevieja, habían pasado las doce y bajábamos en coche. Yo apoyaba la cabeza en la ventana y pensaba en mis propósitos para el año nuevo, cuando oí algo que me resultó familiar y levanté la vista. Ahí estabas, de pie en la acera... Como si el destino me odiara y quisiera que te viera entonces, para no comenzar el año sin hacerlo. Yo, tan idiota, sonrío, como si no se pudiera hacer nada, como si tuviera que evitar las ganas de llorar.
En tus zapatos negros y el cielo.
Juliette.

sábado, 8 de enero de 2011


Y...

Puedo imaginarte sin ni siquiera intentarlo.
(Porque) Invocar tu imagen es la mejor manera de pasar el rato.
(Tal vez) Debería dejar de hacerlo; no digo que sea incómodo desdoblar los recuerdos y pintar tu cuerpo estático.
(No) Te pienso buscar hasta debajo de las piedras, puedo preguntar a un erkling si ha engullido tu cuerpo caucásico.
(Ahora me toca decir mentiras hasta cansarme, para alcanzar el interruptor de la luz con la nariz) Necesito volver a verte así, de perfil, mirando al cielo como si lo quisieras para ti. Fijarme en la curva de tu nariz y sonreír, ¡sonreír porque sé lo que estás pensando! No me estremecía, podía apartar la vista. Quiero que vuelvas a alzar la mano y verla a contraluz. Quiero más recuerdos en los que aparezcas, para poder torturarme con ellos cuando llueva, porque a ti te gusta la lluvia. Creo. No me como el coco, y te quise sólo un poco. ¡Lluvia! De verdad, ¡no parece hecha para ti! Lluvia... no se ve en tus ojos.

(No quiero decir) Adiós.

(Sensación) Eléctrica.