¿Qué significará el tiempo sin relojes?

viernes, 28 de agosto de 2015

lo que soy (a partir de una foto bonita)


ríete ríete ríete hasta que te sangre la sangre de la risa hasta que te crezca el pelo hasta que no respires hasta morirte sonríe sonríe sonríe con la fuerza del roto descosido la cara se estira como el cuerpo de un caracol y te sientes por debajo los muebles fluyendo diluidos hechos agua eres agua eres fuego eres qué eres no eres toda la vida han intentado etiquetarme tienes un ci de tienes un tdh eres superdotada tienes déficit de atención todo por no admitir que me río me río me río sonrío porque soy sin nada sin ser nada soy solo respiro hasta morirme respiro para no morirme pero me muero y toda la vida etiqueta de mármol etiqueta de césped etiqueta de mí si yo fuera algo más si yo fuera al menos coincidirían en decirme qué pero todos tienen todos gritan una opinión distinta ríete ríete ríete sangra muérete vive sé sé sé ya no importa ya no es nada ahora soy territorio seguro ahora no soy nada no hetero no homo no bi no lista no tonta no me concentro no me distraigo no escribo no leo no tiendo no lavo no vivo no muero no creo no veo no luz no oscuro no miedo no amor sí risa sí sonrisa sí libre sí mía sí caos



(foto: marcos cexs y yo
por marcos cexs
durante un día muy bonito-
después cantamos lucha de gigantes
y bebimos té verde
y es la única foto en la que no posamos
pero sin duda es la mejor)


miércoles, 26 de agosto de 2015

de tu casa y yo


y por qué no hablarte francamente. por qué no decirte que es así, que ir a verte puede hacer que salte por los aires o que me caiga. es la posición, la postura precisa para adoptar dos direcciones diferentes: arriba, el cielo raso, o abajo, el suelo, que a la vez es siempre raso. está claro que los límites de tu casa no van a dejarme ir más allá. pararán mi cuerpo cuando salga disparada hacia donde no decido, hacia donde no quiero ir. como una red para cadáveres desparramados. yo no voy a estar muerta, claro. pero cómo voy a moverme. cómo voy a darle a qué botón. es el destino, ¿lo sabías?, aunque no creo en él ni creo que tenga por qué hacerlo. pero no depende de mí. ni siquiera de tus ojos, de cómo les dé por chocarme encima. de nada, querida mía, de nada. es tu endemoniada casa. voy a entrar por la puerta, voy a mirar los cuadros, las fotos. voy a respirar tu aire y pondré el culo en tus sillas y me beberé tu café y me reiré de tu voz y todo eso es tuyo, no mío, nunca mío. ¿por qué voy a decidir yo hacia dónde me sacude la fuerza, si levito o si me caigo de boca contra una baldosa y me parto todos los dientes, todos, uno a uno? no, yo no tengo ese derecho. así que es por eso. por eso a veces me quedo callada y te sonrío y te digo otro día, mejor otro día porque hoy me duelen los ovarios o porque hoy estoy hasta la grieta de todo. yo, la verdad, soy como un pozo destapado, y me pongo a mirar y veo solo un círculo de luz. y nubes, o azul, o una ponzoña blanca y podrida. así que mi visión del mundo es una cosa circular. limitada. es decir, veo lo que me da la gana, aunque a la vez no: jamás habría elegido un círculo. qué tiene que ver eso con las columnas de tu casa, me dirás. la cosa es, ya que hablamos francamente, que quizá me pare y mire y solo vea una foto colgada, medio torcida, o una barrita de incienso, o una alfombra del ikea. y tú ya no vas a estar. serás solo la figura que camina por ahí todos los días, la deseada figura que recorro en la cabeza, y ya no serás real. solo el círculo y tu casa. o igual no, igual dejo de ver todas las paredes y todo el suelo y el cielo raso y mi sol azul se concentra en las líneas de tu cara. entonces qué, dime. entonces qué pasa. arriba, abajo. no sé hacia dónde me voy a tirar. yo, mi pozo. a veces prefiero tenerte lejos, ¿sabes?, a que me pases los dedos por la nuca. el círculo, es el círculo...

trapecista



si me andas por encima de las manos, mi casa pestañea. desde los cimientos hasta la cuerda de tender. se cierra: el techo-asteroide es una variación del ciclo, y toco una curva frágil en las plantas de tus pies. "no dejes que descubran que eres cóncava, mujer. querida amiga lacrimal". dicen por ahí que hubo una mujer y se cayó por el borde de sí misma. si me andas, si me andas sobre los ojos cerrados (huellas, rastros, sangre), así solo me ensancho. soy más que yo y después. tra-pe-cis-ta.


lunes, 24 de agosto de 2015

no sé si casarme o comprarme un perro


Estoy leyendo un libro sobre una mujer que busca un hombre que pueda competir con un perro. Con el amor de un perro. El perro es fiel, da calor y no se va jamás. Pone un anuncio en el periódico (un cliché, pero se lo puedo permitir a una argentina desconocida) y le llueven llamadas guarras, de bromistas, de locos. En fin, si dejamos de lado toda la patujada de criticar el objeto de deseo (yo en lugar de un hombre buscaría una persona, al fin y al cabo ser por encima del género es una cualidad que supera a cualquier perro; y por otro lado, preferiría un gato), podemos caernos en ese buscar. Quiero decir que lo podemos entender. Yo tengo un marco de fotos precioso, y lo miro, me acurruco contra él. Si deseo a alguien, por favor, que sea mejor que este marco de fotos: que sea todo lo que es el marco pero que me dé todavía más, que sea persona y que me bese bien. Y que haya leído. Y que lea. Y que me hable de Cortázar. Carajo, de Cortázar. El marco nunca me va a hablar de la Maga, y mucho menos el perro. Está feo que lo diga, pero el gato tampoco. Y sin embargo, qué. ¿No voy a echar de menos al gato si intento acariciarle las orejas a mi querido, a mi querida, y no se queda así como dormido, como dormida? Y las fotos. Así que si dejamos de lado todo lo bonito de la búsqueda, del elperromedamásquetú, elgatoesmáselegante, elmarcoesmásbello, entendemos. Solo después de buscar. O de imaginar que buscamos, si lo imaginamos con muchas ganas. Entendemos, entonces, que no hay comparaciones, y nada será nunca mejor que nada. Las cosas son diferentes. Las cosas van más allá. Mejor, peor. Son categorías absurdas. Como los géneros literarios, las etiquetas de la ropa, el sexo del objeto de deseo. Voy a protestar contra estas cosas. Algún día me va a dar un ataque por estas cosas. No sé por qué escribo esto. No sé por qué escribo (sí lo sé: me estoy buscando. Y me encuentro). 

domingo, 23 de agosto de 2015

cosas indescriptibles


Pero funciona así: yo estoy aquí, y vivo, y siento mil cosas. Y me las recojo todas en un moño. Cuando camino, van conmigo. A hacer la compra. A beber té. A la universidad. Son como una ropa que va por dentro y que nunca se quita. Una tela pegada a mí, y así para siempre. Son mis cargas, es mi desastre. Toda yo soy un desastre, es lo lógico, pero hablo de algo más. Todos lo tenemos. Todos lo llevamos. Tú también. La diferencia es que yo lo sé, yo lo sé y lo respeto. Respeto que tú seas más que lo que te veo brillar sobre la piel. Más que el rayo de sol que te cubre, que te hace ser así de bonita sobre la arena. Tú, creo, debes empezar a entenderlo. Me estás viendo, pero si quieres entenderme, pregúntame. Háblame. Obsérvame. Porque no he estado siempre aquí, en esta playa, ni he tenido siempre estos mismos tejidos o esta ropa (la de dentro sí) ni he hablado siempre de lo mismo. He sido una niña, se me han pelado las rodillas, me he peleado, he querido a mucha gente, he llorado hasta reventarme. No te quiero dar ninguna visión moralista, o de persona especial. Pero escucha: cierra los ojos, respira un momento. Y dime si te sientes aquí en la playa o si por dentro no notas como un temblor, un terremoto chiquito, una visión extratú que te lleva a ti y te aleja de este mar y de mí. Recuerdos, dirás. Pero no. Eres tú. Estás aquí, y vives, y sientes mil cosas. Yo eso lo entiendo. Entiendo que eres más de lo que descubro si te beso, si te miro poco. Es más: me gusta que sea así. Pero tú, sin embargo...

viernes, 21 de agosto de 2015

hoy solo quiero decir


Desnúdate. Ábrete. Mírate. La cara, los ojos, la boca. Mira cómo te miras. Tus ojos de estudiarte, tu boca de no hablarte. Vas a llevar la vida por el grumo. Vas a cortar las tazas y a tasar afectos. Querrás partirte. Puedes hacerlo. Sabes tu eje. Lo acaricias. Acarícialo. Todos lo miran, lo miran siempre. No puedes sentarte a llorar sin que te estrujen. Eje, terror. Globo terráqueo, tu ecuador y tú ecuador: no das vueltas, no te mueves, y no estás quieta. Escúpete. Mira, mira. El cuello y los pezones y el vientre. Los muslos y el ombligo y el sexo. No busques la frase que te haga respirar. No busques palabras, solo observa. Como si te conocieras. Como si fuera un hola qué tal dos besos convencionalismos. Puedes partirte los huesos. Arrancarte la piel. Sacarte los ojos. Sangrar. Gritar. Puedes masturbarte. Besar el espejo. Cantarte. Girar. Un trompo, trompo de eje invisible, la Tierra. Es el punto, ser desnudo. Es el punto de decidir cómo, qué botón vas a pulsar. Si te quieres, si te odias, si te toleras. Si te das a luz y eres otra. Si no, si no. Mírate. Hazte. Recomienza así, recomienza.


36


Tenía una herida en la rodilla y se me ha cerrado. También se me cierran los ojos. Y los labios. Empiezo a escalarme el cuello. Una respuesta, carajo, una respuesta dentro. Hacia dónde voy, quién soy, de dónde vengo: todo eso es asqueroso, es conjetura. Yo quiero saber cómo se cierra la sangre. De dónde me brota esta fibra que encierra la lengua. Si volveré a encerrarme en una cabina de radio, o si al final terminaré encerrándome en mi pieza para no ver más la calle. La calle es el miedo. Y el miedo se me ha cerrado. Soy una flor cerrada. Así nada, querida estatua. Así solo sábanas y papel. El caso es que tengo una herida en la rodilla y ahora le doy con la esponja. Le pongo crema como al resto de mí. No duele. Y sin embargo, una respuesta, una sola respuesta antes del silencio. Miedo, miedo: estupor. Asco, asco: dolor. Me curo.


jueves, 20 de agosto de 2015

a mi madre


mamá, una pregunta: ¿te acuerdas todavía de la primera vez que lloré con una peli? tenía dos años. era una película sobre un gnomo que vivía y veía el mundo hasta hacerse piedra otra vez. estabas en la cocina y ya no me oías moverme. te miré con la cara llena, empecé a llorar. según tú, me cogiste en brazos y qué te pasa mi niña todo acabó bien son felices la piedra es piedra tú eres carne. mamá. mami (nunca nos han gustado las cosas formales). yo no me acuerdo de eso, solo lo sé a través de tu memoria. pero a lo largo de mi vida, cada vez que he visto un gnomo de jardín, se me ha embarrado el cielo. cuando me lo contaste, encajé otra vez en mi vida. los gnomos. mi llanto cinematográfico. porque sabes que no me puedo guardar los ojos cuando veo una peli. así me limpio, así me siento yo en cada gota que me escurre. la mirada, mami. mirada de que sepas leerme. siempre miro fijamente antes de llorar, como para pedir permiso, lo sé. a una silla, a un charco, a tu boca de mi niña qué importa el mundo. pero a ti siempre, porque solo puedo llorar del todo si es contigo. porque la primera vez que lloré por fuego fue aquel día, por aquella estatua que estaba muerta y después viva y después muerta otra vez. y me dijiste tú eres de carne y me apretaste el pelo. y a partir de ahí empecé, mamá, fui yo: llanto por fuego, algo que me arde y cura, el miedo a los gnomos (en realidad tristeza). sé lo que soy porque puedes explicármelo. porque todo encaja otra vez cuando se me llena la cara por dentro y te miro y me dices qué te pasa y ya sabes lo que me pasa. y todo es cada vez más complicado, y el gnomo muere y vive y vuelve a morir todos los días y es más triste y más feliz y nunca es aceptable. pero aquel día, mami, aunque no me acuerde, y aunque tuviera dos años pequeñitos, obtuve una certeza: iba a llorar con todas las películas, absolutamente todas, a lo largo de mi vida. ahora tengo veinte y hay otra: siempre que lo haga, la piedra será piedra y yo seré de carne. y tú sabrás por qué.


martes, 18 de agosto de 2015


Mujeres, mujeres que sangran, sangre que provoca un maremoto, maremoto rojo y violencia y noches con los ojos abiertos y el desgarro y el rechazo de un cuerpo material y espiritual que va más allá. Más allá de la mano que aprieta y que golpea y de los ojos que miran en la calle y las bocas que hablan y se muerden y mujeres de boca reventada y silenciosa. 

NO

NO

NO

El amor es lo opuesto a esa rotura. 


nota


hola mamá. he engordado 700 gramos. ya no me duelen los hombros, pero tengo un pinchazo imposible en la cabeza. lo único que me lo cura es janis joplin. me acompaña al baño y a la cocina y al dormitorio. es una diosa, con esa voz de cosa rota y esa nariz. ayer se me cayó el jarrón de la abuela al suelo y se desperdigó por todo el salón. todavía no lo he recogido. las flores sí, las flores estaban secas y creo que necesitaban carse (te he dicho miles de veces que no me gustan las flores cortadas). la gravedad, mamá. me preocupan esos 700 gramos. la tierra me atrae. pero debería ser al revés: adelgazar, reducirme hasta el hueso, pegarme la piel al músculo y después ya no ser. pero no. más carne, más vida, más cosas que arrastrar con mi fantasma. más asida al suelo y los jarrones rotos y las cosas que. janis, mamá, janis. toso mucho. toso y me raspo por dentro. no estoy triste, no te preocupes, pero ojalá lo estuviera. abrazos. 


domingo, 16 de agosto de 2015

55



tengo un sueño tengo sueño querías dormirte en mi pelo en mi hueco vacío pensado pelo ayer bebí tanto vino y me sentí flotar los pies por encima de gente que bebía mucho vino y se sentía flotar los pies por encima de mí el tinto me recuerda que ya no soy una niña que escondo la tristeza debajo de una falda verde y un trago y dos tragos cinco alguien me abanica por la espalda me recoge el pelo en un puño y enfría el lunar de mi nuca el pelo mi pelo tu sueño roncas dentro de la cabeza mi cara está debajo y mi boca y mi boca y mi boca habla sin parar sobre bocas que hablan sin parar por qué no dejé de pensar en ti mientras alguien me abanicaba la otra cara es tan generoso el gesto de regalar aire mi pelo mi sagrado pelo tu estampa tu cara de espacio arrepentido soy un templo no soy un templo no me quiero de hecho me detesto tengo heridas todas regadas este cuerpo no sostiene mi pelo mi terreno pelo tengo sueño tengo un sueño entre las fibras entre los cielos entre el espacio y tú vete he mentido nunca voy a odiarme pero cuando alguien me recoge el pelo mi sagrado pelo entre los dedos yo solo pienso en ti en ti en sentirme tu café tu suelo y estoy más allá pero a la vez a la vez malaquita y un saxofón triste que llora y vino y una falda verde


lunes, 10 de agosto de 2015

por alejandra pizarnik


Pero somos culpables de vivir en un mundo que no supo amparar a Alejandra. Se suicidó a los 36 años, después de haber intentado muchas veces llegar a lo más profundo: pastillas, una clínica, las perras palabras que ya no abrían huecos sino que. Qué tiene el poeta, qué, que se refugia en sí mismo. Qué tuvo Alejandra que prefirió dejar de respirar (con ese asma, ya lo sabes, con ese asma que recordaba al ahogo) antes que conectarse con lo de fuera de la ventana del negro hospital. Llegaban cartas, salían papeles. Todos anunciaban que se estaba cayendo, y Alejandra veía las lilas que se deshojaban, cada día se acercaba más el pétalo a la sombra. Comprendió que la caída era ella. Escribió sobre los bordes del silencio de las cosas. Vio en todo lo callado una presencia, y seguramente la presencia no sería más que ella, ella o alguien que había cerrado la boca en torno a sí y no había entendido nunca la materia de los pájaros. Atropelladamente escribía. Los libros y les cahiers esparcidos por el suelo. Las cartas de Julio, de Silvine, a León. Con todos ellos intentó compartir el fantasma, pero el fantasma seguía empeñado en quedarse entre las venas de Alejandra. Y una colilla podía contagiar la tristeza. Cualquier cosa, cualquiera, en esos días de grises templados y de cabeza convertida en pinza. El miedo, Alejandra, el miedo insoportable de las jaulas o tal vez del no saber qué hacer fuera de las jaulas. Se suicidó muy joven, pero ya había vivido. Ya se había contagiado de la sombra. De la sombra opaca que crecía dentro como un poema sin palabras. La muerte de Alejandra no estaba en un bordillo, en un cáncer, en un difuminarse. Ella era su muerte. Se llevaba dentro como si cargara un feto. Maduraba el morirse cada día, copiaba la longitud de su estirón. Yo soy mi muerte, quizá la frase que le dio más miedo y sin embargo la que gritan todos los ríos. No nos merecemos este mundo, este cielo en la noche hueca, sin Alejandra. Bichito. No podemos pretender vivir felices sin pensar en su agonía apagada, en un cuerpo herido por las palabras que giraban en la boca. Dónde está Alejandra, adónde huyó. En el lenguaje, tras los pliegues, vive Sombra: nos acecha, nos recuerda lo culpables que somos por haber dejado brotar un dolor metálico a la totalidad. El poema de la muerte más dulce está escrito en el cuerpo despojado de su boca. Ciego mis ojos por mi culpa. Ciego mi cuello y yo también insisto en abrazar al mundo.

doblez



para m

no puedes doblarme la boca
hacia el estómago
y tender la ropa
dentro de mí
no puedes coser el ombligo
mi cuerpo espiga
revolver el aire el viento el cielo
los conceptos de mi
pensamiento abstracto
he sellado tantas veces
la gruta de mi sexo
para no dejar pasar ninguna voz
ninguna llamada o alud
avalancha
con cemento con babas con sangre
y no puedes destruir
la defensa
de mi edificio:
háblame o calla el vértice
pero no me extraigas
esta voz de llanto sin cabeza
no puedes
desterrarme
de mi estrella 

sábado, 8 de agosto de 2015

mi sombra



si tienes derecho a despegarme
lo decidirá mi sombra
hoy le otorgo el privilegio
de sentir tus dedos
revolviendo piel
de pasar por el trance de un color
insoportablemente negro
un cuerpo cerrado al abandono
de toda ética
mi sombra explorará los pliegues
de tu ritmo cólera sentido
mi sombra probará las palabras
que riegan tus dientes
y verá
qué es ese caerse
ese reventar de pluma
ese traqueteo de camino
y si tienes derecho a despegarme
lo dirá ella
después del primer round
cuando tu dedo deje su sombrío pecho
y sienta lo que es saber
que con tu cuerpo
me marcho y me quedo para siempre





tres poemas a rayuela




"sé que me acordaré
de un cielo raso"
(julio cortázar)

"¿quién está dispuesto a desplazarse, 
a desaforarse, a descentrarse, a descubrirse?"
(rayuela,
horacio)

"yo aquí sostengo un espejo y creo que sos vos"
(rayuela,
la maga)



I

a horacio le asusta
la luz
tapa de lo oscuro
el cielo raso
invadido por la altura
de los ojos
un aleteo interminable
la eternidad
dios
y este paraguas roto
sin nadie que lo estreche
y le dibuje
una rayuela
y una maga riendo tan triste
como el corazón
de oliveira
o sus dedos o sus muros
o su centro
o Rocamadour

II

a la maga le asusta
horacio
mirando lejos la muralla
sin ladrillos
y un aire ruidoso
morado
con temor clausura la pieza
donde son tan sucios oh
y hacen tanto
el amor
tanto que le asusta
a la maga
cuando horacio tira y ella
piensa en el color morado y ella
es un miedo
que llora
frente al espejo
viendo a otra maga irrepetible
y tonta y mala y morada
sin ladrillos

III

a julio le asusta
un conejo meditabundo
alejandra
cristina
clínicas
y aviones
argentina el mate los clavos
los demonios
el mandala
aurora
la máquina de escribir está
cansada de mover su boca
de desesperación
recibirlo en los cafés
sería una ofensa:
a julio le asusta
que intenten comprender
por qué sus ojos se entornan
ante una taza
casi llena
y por qué a horacio le asusta la luz
y a la maga le asusta horacio




la voz



Me dijo que la voz era importante. Yo creía en la palabra. Planeaba profundos discursos que hicieran temblar el muro más sordo. Escribía diálogos interminables con la encía de una nube. Ella susurraba cosas simples, bosquejos de un ronroneo gatuno. Me dijo que el sonido era importante. Que la forma hacía huecos. Pero yo no. Yo un puzzle con el abecedario. Yo una abstracción, una máquina de escribir en la cabeza, una traducción del sonido en líneas que se cruzan. Un día descubrí la magia de la radio. Primero era solo palabra, un guion escrito, un cuento para nadar. Después. Después mi voz se volvió más baja. No me di cuenta, pero tenía un duende en la garganta. Me dijo que la voz era importante. Yo creía en la palabra. Y acabé desnudándome la boca, estudiando los contornos de mis labios, hablando sin parar y sin pensar. 


viernes, 7 de agosto de 2015

hombre



Hombre afeita la hierba y esconde una pupila detrás del labio superior. Hombre observa el frenillo de la boca silenciada. Hombre anda los pies y hierba punzante y estrellas cárnicas en cimiento que se mueve. Hombre está desnudo. Hombre sabe que vecino mira el culo redondo-tierra que crece las piernas y una rugosa pistola pam pam. Hombre pisa hormiga, hormiga pisa tristeza. Hombre escucha la muerte. Hombre vive la muerte. Hombre café para estar más vivo. Hombre. Hombre. Hombre pestañea es decir dice algo y penetra la puerta del hogar/cita con médico 16:00. Hombre piensa será grave. 

jueves, 6 de agosto de 2015

502



sé lo que quieras, sigue tu ritmo, la vida es solo vivir