¿Qué significará el tiempo sin relojes?

viernes, 21 de agosto de 2015

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Tenía una herida en la rodilla y se me ha cerrado. También se me cierran los ojos. Y los labios. Empiezo a escalarme el cuello. Una respuesta, carajo, una respuesta dentro. Hacia dónde voy, quién soy, de dónde vengo: todo eso es asqueroso, es conjetura. Yo quiero saber cómo se cierra la sangre. De dónde me brota esta fibra que encierra la lengua. Si volveré a encerrarme en una cabina de radio, o si al final terminaré encerrándome en mi pieza para no ver más la calle. La calle es el miedo. Y el miedo se me ha cerrado. Soy una flor cerrada. Así nada, querida estatua. Así solo sábanas y papel. El caso es que tengo una herida en la rodilla y ahora le doy con la esponja. Le pongo crema como al resto de mí. No duele. Y sin embargo, una respuesta, una sola respuesta antes del silencio. Miedo, miedo: estupor. Asco, asco: dolor. Me curo.


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