¿Qué significará el tiempo sin relojes?

viernes, 29 de abril de 2016

80


a Andrea Abreu López
en el 80º cumpleaños de Alejandra


Alejandra ata eslabones, Andrea quema café con canela. Alejandra espera pájaros, Andrea vuela gatos. Andrea piensa en Alejandra y Alejandra ha muerto, Alejandra se ha torcido la vida y ha cantado con gritos y pastillas. Pastillas para no comer, pastillas para no reír, pastillas para el vértigo. Tienes que tomarte las pastillas. Tienes que tomarte las pastillas o vas a morirte, Andrea: tú eres el agua que recibe la efervescencia. La efervescencia del tiempo y de los ojos de los otros. Alejandra riega la comida, Andrea no come carne. Los gatos devoran a los pájaros, los pájaros no tienen jaula y nos encierran cuando se desmaya la noche. Nos pinchan. Nos calientan. Nos cocinan poco a poco, Alejandra, pero tú colocas postales sobre la cama, las enrollas en los hilos de la cama. Y Andrea ordena el gesto.

Alejandra canta, Andrea ensucia los poemas. Un alambre recorre las muñecas, los tobillos, el sexo. Un alambre ata la muñeca y el tobillo y el sexo de las niñas rotas y va de la vida a la muerte, de la muerte a la vida, del gato al corazón del pájaro. Por qué te moriste, Alejandra. Por qué la dejaste aquí entre las lámparas de celo y el césped enfermo. Andrea lee Alejandra: Andrea coge el tren hacia el infierno y el infierno es un papel, y el infierno son los dedos roncos de los árboles roncos. Mírame: soy de llanto. Mírame: soy de pastillas, soy de clínica, soy de depresión y no hay espacio aquí para tus cataratas lárgate a otra parte incúbate en la cama sofoca tus temblores cállate ya

Me gustaría convertirme en un espejo.

Yo te conozco, mujer: tú crujes cuando corres y lloras cuando los demás no sienten. Tú miras el espacio como miras el sonido. Yo te conozco. He vertido para ti un estanque. Quiero que bucees, y si no escápate. No tenemos jaula. Alejandra. Imagina la muerte de Alejandra, la soledad moribunda de huecos, la soledad llena de cráteres y seca, seca, Andrea. Tú desciendes la ciudad en bicicleta. Tú estás atada a las flores que se abren para cerrarse.

Alejandra: si tuviera una hija, no le pondría tu nombre. Querría huirla de los techos y los parques. Querría quitarle las uñas de los pájaros.

Andrea: si tuviera una hija, no le pondría tu nombre. Querría que fueras tú.



 
 

miércoles, 6 de abril de 2016

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Aida no reconozco mi nombre cuando enciendo la pantalla del ordenador. Aida no reconozco mis manos cuando las veo sostener un cigarrillo, Aida no entiendo lo que pienso si me hundo como los peces como las algas en el agua de las habitaciones limpias. Aida no me conozco cuando respiras así. ¿Qué es esto?, Aida, Aida, yo me he curado como las madres curan a los niños. Con ternura y besos y mentiras. Aida he podido dormir todas las noches y he podido reír todas las veces porque soy mi propia madre. Aida no reconozco a tus amigos ni tu cama ni tus manos cuando bajan a mi shhh. Aida supura: Aida supura muerte y tristeza y pregúntale por qué no reconoce mi nombre cuando los documentos dicen CÁLLATE. Aida silencio, Aida respira. ¿Qué pasa, eh? No pasa nada. Aida por qué carajo no me quieres. Aida por qué carajo no me ves. Aida por qué no has vuelto. Aida mi nombre esconde Aida el miedo Aida tristeza Aida cállate Aida vuelve Aida no Aida.