¿Qué significará el tiempo sin relojes?

lunes, 30 de abril de 2012

¿Quién sabe, no?
Sé que sólo lo sé yo.

domingo, 22 de abril de 2012

19.

La sonrisa pintada en el rostro. Los dedos tamborileando a un ritmo inusual. El nuevo orden en la cabeza, llenándola de algo etéreo y real. Tú uniendo los pedazos, moldeándolos, creando algo nuevo. Las ganas de seguir, de llenarlo todo, de ver como la tormenta termina y no ser parte de ella. Pegas, das forma, organizas, creas. Los sueños que nunca llegaron a desaparecer ahora te embriagan, dándote a entender que tienes la capacidad de cumplirlos todos uno a uno o de golpe. Tú eres la única persona capaz de terminar ese camino aunque a veces lo niegues simplemente porque se te haga pesado. La vida no es justa, pero adaptarte a su injusticia es lo único que puedes hacer para llegar...
Puedes hacerlo.
Y puedes superarlo, también. 

viernes, 20 de abril de 2012

16.

La noche era fría, oscura. La alarma de un coche cantaba a coro con el zumbido de los demás, que corrían a toda velocidad por la carretera. Yo, con todas las sensaciones aglomeradas en la punta de los dedos, guardadas ahí para que no duelan, cruzaba la avenida 56 muy deprisa. Intentaba no tener miedo de lo que pudiera aparecer a mi espalda. Siempre tenía miedo cuando cruzaba la calle a oscuras. Y esta noche, con niebla de por medio, la cosa empeoraba.
Y entonces, mientras me adentraba en mis ensoñaciones para distraerme, apareciste frente a mí. Como un espejismo creado por mi mente enrevesada. De hecho, al principio, pensé y creí ciegamente que no eras más que eso. Pero tuve la suerte -no sé si buena o mala- de chocarme de frente contigo. Las emociones salieron de su jaula y se expandieron por todo mi cuerpo, subiendo por mis brazos frenéticamente, recorriendo mis venas, mezclándose con mi sangre y aterrizando en mi corazón. Pero no seguían fluyendo, se alojaron ahí y a día de hoy soy capaz de jurarte que no se han movido ni un ápice.

martes, 10 de abril de 2012

Cuando se desajusta el minutero.

Claro que no hay nadie que se ajuste. Siento haber pensado que lo que yo quiero significa algo para el mundo, para ti o para los deseos de alguien más, haber pensado que de mi cabeza saldría un patrón y se cumpliría al 100%. ¿Pero, y qué pasa si dejas de seguirme, de gritarme de lejos, de hacerme reaccionar y de enfriarme de golpe?
¿Te acuerdas del azúcar que dejabas siempre en la taza? ¿Recuerdas esa manera tuya de intentar que mi burbuja no se rompiera? ¿Recuerdas cuando te contaba historias que inventaba en aquel momento y tú te colgabas de algún punto de los hilos y tratabas de levitar, haciendo trampas? ¿Comparar visiones y dolores similares? ¿Ahora te das cuenta de tu manera de no sincronizarte a las agujas de mi reloj? ¿de no ajustarte? 


Deja de romper las mejores cosas.

domingo, 1 de abril de 2012

Esa imperceptible línea entre lo que es insuficiente y lo que es demasiado. No se ve, es imposible percibirla, pero sin embargo debemos respetarla en todo momento. Para no terminar con menos o con  más, sino con lo justo y eficaz... Es algo casi mecánico.