¿Qué significará el tiempo sin relojes?

viernes, 20 de abril de 2012

16.

La noche era fría, oscura. La alarma de un coche cantaba a coro con el zumbido de los demás, que corrían a toda velocidad por la carretera. Yo, con todas las sensaciones aglomeradas en la punta de los dedos, guardadas ahí para que no duelan, cruzaba la avenida 56 muy deprisa. Intentaba no tener miedo de lo que pudiera aparecer a mi espalda. Siempre tenía miedo cuando cruzaba la calle a oscuras. Y esta noche, con niebla de por medio, la cosa empeoraba.
Y entonces, mientras me adentraba en mis ensoñaciones para distraerme, apareciste frente a mí. Como un espejismo creado por mi mente enrevesada. De hecho, al principio, pensé y creí ciegamente que no eras más que eso. Pero tuve la suerte -no sé si buena o mala- de chocarme de frente contigo. Las emociones salieron de su jaula y se expandieron por todo mi cuerpo, subiendo por mis brazos frenéticamente, recorriendo mis venas, mezclándose con mi sangre y aterrizando en mi corazón. Pero no seguían fluyendo, se alojaron ahí y a día de hoy soy capaz de jurarte que no se han movido ni un ápice.

No hay comentarios: