¿Qué significará el tiempo sin relojes?

domingo, 27 de noviembre de 2011

Borrarlo.


Te gustaría borrarlo todo, ¿verdad? Tal vez así puedas llenar el vacío, ¿no es así? Te equivocas... el vacío seguiría ahí, incluso me atrevo a decir que sería más grande, cada vez más. Y es que sabes que alguna vez te hizo feliz, y aunque fue breve (o al menos no tan largo como tú querías) fue intenso. Tienes los recuerdos, que al final son lo único que vale. Tienes, al menos, una causa aparente para tu melancolía. Y, ¿sabes qué? Tienes, al menos, más de lo que yo tengo. Lo único que saco yo de todo esto es una cicatriz en el corazón y la decisión de alejarme de toda persona que se parezca mínimamente a él. Lo único que saco yo es el "privilegio" de observar su estela.
J u l i e t t e.

viernes, 25 de noviembre de 2011

K.

  1. Tu sonrisa.
  2. Tu pelo.
  3. Tus ojos.
  4. Tu voz.
  5. Tus manos, tus dedos de gamer.
  6. Tus comparaciones estúpidas.
  7. Todas tus tonterías.
  8. Tus manías.
  9. El color de tus mejillas.
  10. Que te preocupes tantísimo.
  11. Que repliques todo (en serio)
  12. Que aguantes todas mis estupideces.

Sí, pero a ver si adivinas cuál es el título de la lista. No te lo esperarás.

martes, 22 de noviembre de 2011

Little monster.

Mi pequeño monstruo se llama Acch. Es un huracán. Y a la vez no es nada. Eso de ser no es lo suyo, aunque pueda parecer incomprensible (es que así es Acch, incomprensible para todo el mundo, excepto para mí). De vez en cuando se escapa de mis manos y vuela por ahí a sus anchas... Yo le grito desde mi ventana que vuelva, que no puedo ser sin él. Entonces vuela aún más alto y baja en picado. Me grita que por qué estaremos atados el uno al otro con esas cadenas invisibles. Yo suspiro y vuelvo al salón.
-¿Cómo has llegado tan rápido, maldito?
-A través de ti. Así es como estoy en todas partes.
-En realidad, me gustaría que fueras real.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Te detesto de la peor manera posible,


y eso es, básicamente, porque desearía hacerlo y no lo consigo.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Senseless
Senseless
Senseless
Senseless
Senseless

martes, 15 de noviembre de 2011

No lo sabes, no. (Del diario de Isabella, 1)

Sus ojos (que estaban enmarcados por unas inmensas y lisas pestañas) eran del color negro más profundo que puedas imaginarte. Muchas veces al mirarlos imaginaba el cielo nocturno y me parecía, por un segundo, que podía ver estrellas. Descubrí un día de esos que dedicaba a soñar despierta mientras le miraba que tenía unas pequeñas cicatrices paralelas debajo de la ceja derecha, detalle que en ese momento me pareció totalmente encantador. Su mirada... Dios, su mirada. Parecía transportarte a otro mundo, te embriagaba. Cada vez que nuestras miradas se cruzaban yo no podía evitar sonreír. Y él... él nunca sonreía. No entiendo ni entenderé nunca la razón, pero él no sonreía.
No recuerdo muy bien su voz... es bastante extraño que no lo recuerde, la verdad. Recuerdo cada detalle de él; sus labios, su nariz, su olor, su pelo castaño.
Me gustaría saber qué fue de él. Pareció evaporarse. La última vez que le vi estaba parado frente al viejo parque de atracciones. Yo pasé "disimuladamente" frente a él. Me miraba, así que decidí sonreírle (a sabiendas de que él no me devolvería la sonrisa, claro).
-Adiós.
Ese adiós... tal vez sea una tontería, pero no me pareció un "adiós" casual. Y menos aún cuando pasaron los días y no le volví a ver, aunque no pude aceptar que no volvería hasta que el calendario volvió a marcar la misma fecha. ¿Se despedía él de mí -y si es así, ¿por qué de mí?- o simplemente fue cortés?
Nunca lo sabré... Sólo me queda el recuerdo de sus ojos negros y su perilla mal afeitada.




Who am I?

viernes, 11 de noviembre de 2011

O

No pienso volver a caer en lo de siempre. Ahora serás tú quien maneje los hilos.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Días después.

Ellos no tienen miedo, no se esconden.
Y cuando llegan los lamentos, sólo los omiten y vuelven a lo de siempre, para no estancarse y mantenerse cuerdos.
Son oscuros, pero la luz los guía.
Él agitó los brazos con fuerza al verla llegar de lejos, con el abrigo rojo y los zapatos negros. Ella siguió andando sin inmutarse, como si no le viera. Se apoderó de él una sensación cálida y fría la vez. Cuando la tuvo cerca le acarició la mejilla con la mano izquierda e Isabella bajó la mirada.
Se sentaron en la mesa de siempre y pidieron lo de siempre (una Coca-Cola y un muffin de chocolate para cada uno).
Rob la observaba comer, unas pequeñas migas marrones bailaban alrededor de los labios de Isabella, ella miraba la tele y mostraba una sonrisa casi imperceptible.
Entonces, por debajo de la mesa, Rob cogió la mano de Isabella y se creó un silencio -coincidencias de esas que sólo pasan una vez- en la cafetería. Los dos rieron a carcajadas, supongo que para romperlo.
Malditos tontos, no saben lo que están haciendo...

martes, 8 de noviembre de 2011

Duse.


Una de esas personas especiales, que, no sé, simplemente te alegran. Una de esas personas con las que puedes hablar de cualquier cosa, de cualquier estupidez, que tienen una imaginación sobrehumana y cada día te sorprenden con algo nuevo. De esas que todo el mundo debería tener en su vida, pero con las que sólo algunos afortunados cuentan. Y yo tengo una de esas personas especiales en mi vida, y, la verdad, me pregunto muchas veces qué sería de mí sin ella.
No puedo decirte otra cosa que no sea gracias, porque, que lo sepas, eres prácticamente la única persona que aguanta mis paranoias, y como te he dicho muchas veces, consigues animarme.
Así que, recuerda siempre que significas muchísimo para mí. Muchísimo.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Trescientos.


Tu imagen quedó suspendida en mi cabeza,
y mientras yo, machacante, no lo aceptaba
tu olvido se alzó amenazante en su grandeza.


domingo, 6 de noviembre de 2011

The end.

Recuerdo todas las cosas que me contaste, todas tus confesiones y secretos que me revelaste. Y me pregunto si seré capaz alguna vez de tener ese tipo de confianza con alguien que no seas tú. Me pregunto, además, si quiero ser capaz.

"-Lo era...
-Lo eras.''

Terminó. Y aún no puedo creerlo.

martes, 1 de noviembre de 2011

¿Me perdiste o te perdí?


Desaparecer...
Sería dulce.
Que lo hicieras tú
(ya sabes cómo)
sería correcto.


(Déjalo estar. Haz que muera, que se desvanezca, que poco a poco te abandone y no vuelva jamás. Que se queme, que se evapore, que desaparezca. Y si por el camino pierdes una parte de ti, significará que no merecía la pena que siguiera estando ahí. Don't worry. Estarás bien. Te lo prometo).

¡301! (-1-)

Abro la caja y acaricio su contenido. Rebusco intentando no desordenar nada y, tras unos segundos, doy con él. Saco el collar... y pongo la piedra de la llave a la luz para volver a ver ese arcoíris. Una llave... Pienso qué podría abrir, y se me ocurren un par de hipótesis, la mayoría la mar de cursis, éstas son las más salvables:

-La caja azul que nunca me dejaste abrir.
-Alguna especie de... ¿puerta o trampilla?
-El primer cajón de tu mesa de noche (ese, sí).
-Nada. Tal vez el collar tenga un mero fin decorativo y ya está.


Mentalmente tacho la última. Sé que si tú me regalas una llave, tiene que haber alguna cerradura. Tú no eres de esas personas que creen en meros símbolos, para ti todo debe tener una función, el significado sentimental no basta para ti si no hay algo que ese objeto pueda hacer. Y más aún tratándose de eso que me diste el día antes de desaparecer para siempre (eso es otra cosa, ¿dónde estás? ¿por qué te marchaste? ¿acaso tengo que buscarte, por eso no te despediste?). Miro el dibujo que hay colgado en mi armario, ese que me entregaste con el collar, e intento analizarlo. Es una llave casi idéntica a la mía, sólo que la piedra es verde. La letra Q y la M parecen pelear en lo alto del papel (sólo debido a tu caligrafía), y, en la esquina inferior izquierda...
Nunca me había fijado en que en la esquina inferior izquierda hay un dibujo muy pequeño.
Cojo la lupa y descubro que es un candado que, según recuerdo, he visto varias veces.
¿Tu diario, tal vez?
Sí.
¿Qué esperas de mí, Acch?