¿Qué significará el tiempo sin relojes?

viernes, 6 de octubre de 2017

Vida

Lo que hago es ser un perro: dormir en mi colchoneta, lamerme el cuerpo, llorar si no me miras. Si no me miras, llorar: tú eres el sello de la vida: tú imprimes en mí la vida. Otros sospechan la marca; otros sospechan, me escrutan, dicen saber hacia dónde van mis piernas. Lo que hago es ser un perro: no me dirijo a ninguna parte; vago por el tiempo, por las pasarelas, por platos infinitos de comida reluciente; vago y ronco, duermo sobre el césped, me trago las plumas de los cernícalos: raspan mi garganta y esa es la marca de la vida. Contraseña secreta: un asentimiento, un brebaje, el pitido que late en mi teléfono móvil.


Lo que hago es ser un perro: Polillagris, un perro: de ti lo requiero todo, de ti lo espero todo, lloro si me castigas y mojo las baldosas; mojo y empapo las baldosas, dibujo el camino que me niego a trazar, vago y vago y no quiero tener casa: no quiero hogares ni cuerpos ni espejos si tengo la marca de la vida, el sello de la vida, si otros sospechan la marca pero no conocen la contraseña secreta de la marca. Tengo el poder: rezo por el poder: conozco el poder y doy vueltas sobre él porque quiero acomodarme. El cabello que se desprende es un regalo; debes apreciarlo, porque tú me miras: eres el sello de la vida: imprimes en mí la vida. 

Los hijos

Vi a las madres criar a los hijos, hacer a los hijos, implantar en los hijos la señal de la ortografía; vi crecer a los hijos, los vi remar con las uñas hacia algunos cuerpos, abrir con las uñas algunos cuerpos; vi los cuerpos abrirse, segregar líquidos, cumplir con el ciclo del agua; vi los líquidos regresar a las plantas, regar como último recurso los jardines; en los jardines, vi huellas de dientes; en las huellas de dientes, vi nombres y monedas y un hilo del color del estiércol; en el estiércol, vi un reflejo; vi reflejados a los hijos, lustrosos los hijos, vacíos y sordos los hijos de las madres; vi crecer a los hijos, los vi culpar a las lunas de sangre, culpar a los otros de todo el dolor; el dolor es de los otros; el dolor está en los otros como órganos y como órganos hará salir la música; vi a los otros conocer a los hijos, temer a los hijos, desviar la mirada de los hijos; vi a los hijos lamer los ojos de los cuerpos, los labios de los cuerpos, el miedo de los cuerpos; vi a las madres criar a los hijos; vi los cuerpos abrirse. 

Polillas grises

Si no están en la pantalla, son un helecho al viento, un helecho que mueve el cabello al viento, son el ojo que confunde el helecho con un cuerpo humano, el ojo que coloca en el helecho brazos, folículos, lenguaje; son aquello que habla sobre lo que no se dice; la mitología; Zeus; si no están en la pantalla, no querré contarles nada.


Si están en la pantalla, solo polillas grises. Como si se pudieran comer. 

Cíclope

Fastuosa conexión a Internet. En una mañana, he visitado todas las pestañas. Tres, cinco, nueve: todas las pestañas. Internet es un ojo que siempre está cerrado. Es un cíclope que duerme en la calle; cíclope sin techo, pues no hay nadie que regule dónde roncan estos monstruos ni dónde alojan sus ventosidades. Fastuosa conexión: nadie me regula, me tomo una foto mientras hago la comida; no necesito comer si visito el ojo y si adivino en el ojo cerrado la montaña enferma del cristalino.

Estoy enferma. Tengo ojeras, cosas amarillas. Moriré por cosas amarillas. Internet se introduce en mi cabeza y veo puntos y colchones y medallas que me pongo en las orejas; de entre todas las cosas, escojo una mano que se abre sobre un rostro y eclipsa al sol, a la luna, el olor de la ciudad. La ciudad huele a mi cocina. Mi cocina huele a la ciudad. A Internet: cocino las pestañas, calibro el caos y me siento sola.

Hola. ¿Estás?

Eres la legaña de un ojo que siempre está cerrado. Rasco por aburrimiento. Me engancho: al final, te busco todas las mañanas.