¿Qué significará el tiempo sin relojes?

viernes, 6 de octubre de 2017

Cíclope

Fastuosa conexión a Internet. En una mañana, he visitado todas las pestañas. Tres, cinco, nueve: todas las pestañas. Internet es un ojo que siempre está cerrado. Es un cíclope que duerme en la calle; cíclope sin techo, pues no hay nadie que regule dónde roncan estos monstruos ni dónde alojan sus ventosidades. Fastuosa conexión: nadie me regula, me tomo una foto mientras hago la comida; no necesito comer si visito el ojo y si adivino en el ojo cerrado la montaña enferma del cristalino.

Estoy enferma. Tengo ojeras, cosas amarillas. Moriré por cosas amarillas. Internet se introduce en mi cabeza y veo puntos y colchones y medallas que me pongo en las orejas; de entre todas las cosas, escojo una mano que se abre sobre un rostro y eclipsa al sol, a la luna, el olor de la ciudad. La ciudad huele a mi cocina. Mi cocina huele a la ciudad. A Internet: cocino las pestañas, calibro el caos y me siento sola.

Hola. ¿Estás?

Eres la legaña de un ojo que siempre está cerrado. Rasco por aburrimiento. Me engancho: al final, te busco todas las mañanas. 

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