¿Qué significará el tiempo sin relojes?

sábado, 12 de febrero de 2011

23/3/10. Querido Diario:


Hoy ha sido un día complicado.
No pensaba salir de casa hasta que Allan me llamó y me animó a ir a dar una vuelta. Fuimos a donde siempre, pero no fue como siempre. Compramos granizada de café y, hasta ahí, bien. Entonces le miré y vi cosas que -según quiero recordar- nunca había visto en él. Me di cuenta de que, aunque lo niegue, la verdad siempre sale a la luz, y las mentiras y omisiones quedan aplastadas contra ésta. Se sentó al borde del callejón y yo no supe que hacer, porque tenía los ojos llenos de lágrimas.
Finalmente, me senté en el suelo, apoyada en el muro, a algo así de dos metros detrás de él. Se levantó y se sentó a mi lado, y no sé qué pasó pero cuando nuestros labios se rozaron volví a llorar. Lloré durante un rato, como una niña pequeña.
¿Por qué lloraba? Me lo llevo preguntando desde que la primera lágrima comenzó a salir de mis ojos. Y tengo teorías:
a) Miedo. A perderle, al rechazo, a los cambios, a mí misma, a quererle de otro modo.
b) Porque (puede sonar engreído, pero este es mi diario y no lo leerá nadie más) he visto como me mira. Y no sé si yo seré capaz de corresponder algo tan grande.
No puedo entender. Hay cosas que las personas como yo somos incapaces de asimilar, de pensar, incluso. El amor es una de ellas. Por la costumbre a sufrir o a no saber querer. Porque, nuestros corazones son una prisión con paredes rojas.
Alicia Lemoine.

No hay comentarios: