Y me va a pesar tu recuerdo, de una manera exagerada. Será tal el peso que no podré con él, y es que tu recuerdo me acabará matando. Lentamente...
Terapias mal llevadas sin nadie
que mediara por dos histéricos,
mis gritos envasados al vacío
reventaron al fin.
Y ahora congelo cada instante
sabiendo de antemano
que son los últimos.
[...]
Y a medias del viaje,
callo a gritos
que no quieras bajar.
Y pierdo la conciencia
cuando escucho como dices:
"que sea cierto el jamás".
¡Oh, muérete!
Qué rebuscado el echar de menos pudiendo ''echar de más''.
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