Como siempre. Llegas, y sin llamar entras a mi corazón, yo me vuelvo frágil por tenerte ahí dentro y sonrío como una tonta. Como siempre. Pienso que todo va a ir bien esta vez, y claro, que no saldré mal. Como siempre. Pero, como siempre, vuelves a hacer lo mismo. Monotonía en estado puro; tú y yo lo somos, estamos anclados en este bucle infinito, y si te soy sincera, me estoy cansando de dar vueltas. Como siempre.
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