¿Qué significará el tiempo sin relojes?

viernes, 5 de julio de 2013

tiempo poco fugaz



Me disparó. Lo único que hice fue dirigir la vista al cielo, y el azul de sus esquinas me trajo a la cabeza fragmentos de pedazos de trocitos de mi vida. No suelo arrepentirme de nada. Me obligo a no hacerlo. Me estrujo los sesos para ser capaz de pensar que las cosas que hago las hago por algo. Y así quizá pueda llegar a convertirme alguna vez en mi propia heroína, en la chica que no falla nunca. Pero acababa de fallar. La bala salió disparada como un pájaro de su pupila derecha y me perforó la piel (aunque tal vez pudiese parecer, en un perfecto mundo a cámara superlenta, que me acariciaba). Jamás supe salir de aquel segundo. Me quedé oscilando en él, nadando por sus canales, reviviendo una y otra vez la mirada que, en un suspiro, me condenó a una eternidad digna del filo de un caleidoscopio. Y aquel cielo al que dirigí mis ojos, armas descargadas de mi alma, no hizo sino apretarme el pecho, hacerme revivir (sin vivirlos) instantes de una vida que no iba a repetirse. No lo haría porque acababa de quedarme embutida en una escena muy fea. Y es que en vez de guardar el tiempo conseguí que el tiempo me guardase a mí.

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