¿Qué significará el tiempo sin relojes?

miércoles, 4 de marzo de 2015

hablar


La conversación es parar la vida un momento y tender un puente. Cuando dos personas hablan, se bajan del viaje de la vida (de la cocina, del futuro, del dolor de la gripe) y se descubren. Van ciegos porque todo anda demasiado deprisa, pero si un saludo, un perdón, un qué tal les toca, entienden. Que hay otras vidas y otros cuerpos y bajo otras pieles corren también esas hormigas que muerden. Hablar es frenar el coche y construir un círculo, una doble pasarela que no es ni de uno ni de otro. Es compartida, y eso la hace de nadie. Cuando dos personas se comunican, corren a golpes por los ladrillos del puente y se hacen saber lo que pasa dentro, lo que hay en el viaje, cómo va la soledad de la mirada. Entienden (entienden, entienden) que igual no importa tanto ir deprisa. Que quizás. Al fin y al cabo, dicen dos personas cuando hablan, puedo morir mañana. Porque hablar es comprender que las palabras nunca se acaban. Lo que se agota es el tiempo.

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