-Te lo prometo.
-El valor de una promesa es mucho tiempo. ¿Lo sabes, verdad?
-Es para siempre.
¿Son para siempre? ¿De verdad?
Nada lo es. Ni siquiera esa promesa que resultó ser más efímera de lo que tú esperabas. Ni siquiera ese estado extraño donde la luz y la oscuridad se fundieron.
Nada.
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