¿Qué significará el tiempo sin relojes?

sábado, 25 de agosto de 2012

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Apareció ella dejando la blanca estela que delataba su paso por mi pequeño rincón, llenando mi campo visual de copos de nieve que en vez de caer la seguían. Tenía los zapatos blancos impolutos. Su cabello también parecía desteñido, un flash eterno a modo de cascada que caía por su espalda y se fundía con todo lo demás. Se paró unos segundos y tosió. No era capaz de ponerse recta del todo, su espalda siempre dibujaba una pequeña curva que solamente podías ver si la mirabas con atención. Olía a chocolate caliente con canela. Me hizo recordar las noches en mi azotea quemándome los dedos con la taza y, como por accidente, el rojo de sus mejillas me trajo recuerdos mejores.
Podría haberse llamado de cualquier manera. Pero a mí me gustaba llamarla Invierno.

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