¿Qué significará el tiempo sin relojes?

jueves, 11 de noviembre de 2010

-Quiero decir... no era inexplicable. Era extraño, eso sí, pero no cruzaba esa línea. No era más que frío intentando ser calor. Palabras, mis trazos intentando recrear la magia de sus facciones. Nada se detenía, aunque el cine, las canciones y los libros te hagan creerlo... Sus palabras, sólo eran palabras, nada más. Y sus saludos, saludos. No eran ninguna especie de escalera hacia la luna. Era algo más sencillo y menos extravagante. En un día normal, ¿cuántas personas pueden llegar a saludarte? Pongamos 25. Cuando 24 de esas personas te sonríen, o te saludan, sonríes con los labios. Cuando la persona restante -oséase, el quid de la cuestión- lo hace, es algo parecido a sonreír con todo, con el alma, los labios, y demás. Sólo eso. Nada surrealista. ¿Entiendes, Julia? No es inexplicable. Es tan sencillo como querer, y tan complicado como que todo te conduzca a ello.

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