¿Qué significará el tiempo sin relojes?

viernes, 10 de febrero de 2012

Aquél fue uno de los días malos. De los que me hacían temblar y odiarle por momentos. A veces era como si no recordara que le quería, como si el amor pudiera desconectarse en algún momento y volver a conectarse más tarde para llenarte de culpabilidad. Me daba cuenta de todo lo que nos diferenciaba, porque aunque queríamos pensar que éramos iguales, éramos exactamente lo contrario. Éramos él y yo, y eso ahora mismo ya me parece un ejemplo más que obvio, como si hablásemos de blanco y negro, de sol y luna o de noche y día.
-No hagas eso.
Y no le hice caso.
Seguimos rompiéndonos el corazón poquito a poco voluntariamente tratando de exprimir hasta el final algo que nosotros mismos habíamos desperdiciado al principio. ¿Seguira pensando que las rosas son bonitas aunque te dañen con sus espinas?
(Por cierto, te has convertido en todo un experto en romper promesas. Y eso, hoy me apetecía escribirte a pesar de todo. Sólo por si lo ves: yo también sé hacerlo.)

No hay comentarios: