¿Y si te enseño a caer?
Quiero decir, soy totalmente incapaz de enseñarte eso que siempre predicas no saber. No puedo enseñarte nada inútil, nada con lo que llenarte la cabeza para nada.
Y es que yo de cosas inútiles no sé (si eliminamos lo que sé de mí).
¿Te enseño a caer? De eso sí que sé. Y tal vez te pueda enumerar cincuenta y dos formas de levantarte del suelo. O quizá sólo quieras aprender a caer como las gotas de lluvia.
No lo sé.
El caso es que caer es una arte y levantarse solamente es la admiración de la obra que creas con cada traspiés, es ser capaz de volver a ponerte a disposición del efecto de la gravedad. Ponerte de pie es prepararte para caer de nuevo. Y el caso es no quedarte en el suelo esperando que sea el mundo quien te levante.
No, eso no.
Debes hacerlo tú.
Y a base de repetir aprenderás a apreciar el arte de la caída, del descontrol, del vaivén, del mareo, el arte de tropezar.
A caer ya te enseño yo.
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