¿Qué significará el tiempo sin relojes?

jueves, 1 de mayo de 2014

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Es que yo estoy un poco torcida, y a veces por la mañana ni siquiera intento peinarme para tratar de remediar el desastre que crea la propia naturaleza de mi cabellera, y dejo que me crezcan las uñas y sólo me las limo cuando ya están irremediablemente feas, y tengo la nariz grande, y el pelo rizado y de varios colores, y a veces pienso demasiado, y escribo de tal forma que al final me acaban doliendo los dedos porque es la única forma de flagelarme un poco, y me importa una puta mierda no tener edad para beber tanta cerveza y para decir tantas palabras feas, y me gusta ver a los demás fumar pero soy incapaz de hacerlo porque cada vez que me llevo el cigarro a los labios siento un tirón en la garganta, y tengo los pies grandes y las orejas pequeñas y trazo todas las mañanas una gruesa línea negra alrededor de las curvas cerradas de mis ojos, y los ojos los tengo gastados ya de leer cada vez que se me abre un oasis en el reloj, y duermo mucho, y madrugo poco, y siempre llego tarde a clase, y tengo una teta más grande que la otra, y tengo un ojo vago, y a veces hablo gritando, y tengo la voz un poco rota, así, como si me saliera de algún punto que se encarama en lo hondo de mi garganta y raspa el habla, y hablo un poco raro, y no sé pronunciar la 'ch', y tengo los dedos gruesos pero largos, y no me sé, y no me conozco, y no me veo, y a veces en vez de intentar decidir espero a que la idea venga sola, a que nazca sola, a que aparezca de repente en el foro de mi puto coco, y soy leal hasta los huesos, y no me lo soy a mí misma, y tengo embutido dentro del cráneo un inefable complejo de culpa que se regenera como la cola de un lagarto, y tengo la barbilla redonda, y los labios finos, y entre mis dientes se abren profundos huecos que llegan hasta donde acaba la garganta, y la línea que define el rostro me la cubre un lunar, y tengo las pestañas en una eterna curva cerrada, y a veces soy una zorra, y otras me paso de buena, y siento a veces que el airecillo de la calle no me entiende, y entonces no me entiende nadie, y ya está, a la mierda, nadie comprende nada, y me siento sola a veces, y de vez en cuando encuentro una baldosa, así, en el suelo, que me refleja desde dentro, que me refleja las tripas y la sangre y las vísceras y un alma en la que siempre me cuesta penar, y en la baldosa también se encarama la figura de alguien más, como si surgiera de su núcleo, y entonces hallo un doble, y llega alguien que también se tuerce un poco, alguien a quien también se le rompe el fondo de la voz en algún punto de la garganta, alguien que sueña despierto y se araña los brazos para cerciorarse de que no tiene por qué mierda estar durmiendo, alguien que también se desliza por el tiempo y no cambia nunca y tiene sueños y siente sin filtros y duerme con dificultad y no sigue cánones y escribe a martillazos y lee a latigazos y se cose a las pestañas las horas que quedan para que el futuro llegue y se lo cargue todo, todo y a todos y explote, alguien que se engancha a la vida, alguien que llora de repente, alguien que ríe de rebote, alguien que jode sin querer, alguien que disfruta de sus propias heridas, alguien que sabe dónde está pero no para qué, alguien como yo, así, que se peine poco el alma, y, no sé, la vida es un poco menos puta...

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