¿Qué significará el tiempo sin relojes?

miércoles, 23 de julio de 2014

yo



Yo no quiero aceptar las reglas del mundo, no quiero andar al compás del tiempo de los relojes y de las hojas de los calendarios. No quiero, me niego, no quiero revolverme el pelo con un viento que no es mío, que no me pega donde quiero. No quiero que el mundo me moldee, no quiero nada, nada, que yo no decida.
No hay consenso. No hay vida entre mis manos. No importa nada. Me rompo sin querer, y a la vez queriendo, y dibujo con los trozos de mi cuerpo un par de frases sin contorno, porque tampoco quiero, joder, aceptar las reglas de la morfología, de la sintaxis, de la gramática.
 ¿Por qué tenemos que vivir agarrando lo que viene de fuera, tomando entre las yemas de los dedos un par de condiciones laxas que nosotros no hemos decidido? ¿Por qué los actos de los demás tienen que recaer en las tiras de mi piel, en el rugir de mis tripas?... No quiero, no quiero, no quiero.
Que sólo me duela lo que yo araño. Que sólo me joda lo que yo elijo. Que sólo me reviente yo, yo, yo.

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