¿Qué significará el tiempo sin relojes?

viernes, 25 de junio de 2010

Aquí no huele a vainilla. (M&H 1)

-Voy a huír, Matthew.
Matthew me miró, perplejo. Nunca creí que llegáramos a tener una conversación así. Matthew y yo nos habíamos querido como nadie se quiso jamás. Solíamos bromear con que teníamos el record del mundo en querernos. Jurábamos, también, que nuestra vida siempre sería perfecta. Viviríamos en una casa con cristaleras que dejaran ver el bosque. Nuestra casa estaría llena de fotos. Retratos de la vida que habíamos pasado juntos. Todo olería a esa fragancia a vainilla que me encanta. Y a felicidad. Sí, eso pensábamos. Creíamos que tendríamos toda la felicidad del mundo, sin buscarla, siquiera. Pero terminamos viviendo en un piso de paredes blancas y sucias. A lo único que olía ese piso, era a tortura. También solíamos creer que pasaríamos los días juntos, abrazados, bebiendo batidos de vainilla tan dulces como la vida que compartíamos. Pero, él y yo sólo nos veíamos antes y después de irnos a dormir. Los días que no trabajaba, me iba a dar un paseo, que se prolongaba todo el día. No quería ver más de lo debido como mi burbuja había explotado, y mis cristaleras se habían vuelto paredes blancas con gotelé.
-Creía que huír era de cobardes. -Matt se sentó, como agotado, en una de las sillas blancas de la cocina.
-¿Sabes lo que es de cobarde, Matthew? Mi vida. No aguanto más. Tengo 24 años y vivo como una mujer de 50 deprimida. No quiero vivir así. Esta no es la vida que pensé que tendríamos. ¿Sabes todo lo que arriesgué al fugarme contigo siendo apenas mayor de edad? Y, ¿para qué? ¿Para que la única conversación que tengamos en un día, sea sobre cómo quieres el bistec? Oh no, Matthew. Te has equivocado de mujer.
-Haz lo que quieras, Helena.
No. A mí no me iba a engañar. Le había roto por dentro desde el principio de esta breve conversación. Él solamente intentaba disimularlo, y eso me hacía querer huír aún más. El Matthew que yo conocía, mi Matthew, no me dejaría ir. Éste no es más que una imitación barata de ese chico que me prometía cada milímetro del universo. Una imitación que intenta quedar bien. Que cree que no seré capaz de marcharme. Es decepcionante. Acababa de dejar al amor de mi vida, y ni siquiera me replicaba. Ni siquiera me hablaba.
-Ya volveré a por mis cosas.
Me marché, dando un portazo. Pude oírle sollozar a través de la puerta. Pasar la noche con las luces de neón como única compañía, y con las cicatrices de mi corazón doliendo como si fueran recientes, me parecía mejor que quedarme con la imitación barata de Matt.
De pronto, un olor a vainilla llamó mi atención... Sí, me gustará mi nueva vida. Nueva... suena bien.

No hay comentarios: