¿Qué significará el tiempo sin relojes?

domingo, 13 de junio de 2010

Locura.


Apareces y desapareces como te viene en gana. Me susurras al oído, terminando con la poca cordura que le queda a esta pequeña soñadora. Es tan desesperante, que ponerme a gritar es lo mínimo que me gustaría hacer ahora. Mi corazón no es un bar del que sales y entras. No hagas que lo parezca. No. No puedo soportarlo más. Voy a gritar. Voy a explotar.

¡Sí! Eso es lo que debo hacer. Explotar cerca de ti, para que experimentes el dolor en tu propio cuerpo. Me volveré de cristal y explotaré, para que te claves cada uno de mis pedacitos. Y te estremecerás de dolor. Gritarás que estaba loca y no me importará. Ya no seré más que cristales, sangre y recuerdos. Dejaré de llevarte a cuestas. De desear que te desvanezcas. Dejaré de soñar que te congelas y te quedas siempre así.
Y tú, tú dejarás de amargarme mi ya amarga existencia. Porque te vas a morir del dolor que te producirán mis cristales. Porque tampoco existiré yo.

Tal vez todo eso funcionaría si no fueras más que mis miedos supuestamente encerrados.

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