¿Qué significará el tiempo sin relojes?

viernes, 13 de agosto de 2010

Lies...

Ahora mismo, estoy dentro de una oscuridad que parece irreal. Sólo alcanzo a ver la pantalla del portatil y mis propias manos tecleando. Y sólo oigo eso, mis manos tecleando. Y mis pensamientos. Suenan demasiado fuerte esta noche. Ojalá pudiera apagarlos y dormir, pero no concilio el sueño. Es la una y media, exactamente. No es demasiado tarde para estar despierta pero, siempre es demasiado tarde para la melancolía. Siempre es demasiado tarde para la peor melancolía: cuando echas de menos algo que nunca has tenido. Ni siquiera puedes perderte en tus recuerdos, porque no tienes.
Comienzo este diario por dos simples razones: Esa melancolía y porque necesito leerlo más tarde y pensar que no era tanto. Pensar que podría haber pensado cualquier otra cosa y dormirme. Que podría haber evitado comenzarlo y desvelarme aún más. Y, esa razón, puede resumirse en una palabra: Mentirme. Mentirme para que más adelante no recuerde lo débil que soy ahora mismo.
Porque eso es lo que soy: débil. No soy capaz de pasar página y olvidar. No soy capaz de prosperar y crecer. De madurar.
Hoy, he respondido a una pregunta que me llevo haciendo durante varios meses. ''¿Por qué tanto?''. Ya sabía la respuesta, pero nunca estuve dispuesta a admitir que la sabía. Es por la manera que tiene de convertir algo cotidiano en fascinante. Por las palabras alegres que parecen cargadas de tristeza. Por la electricidad. Porque necesitaba una chispa, y la chispa evolucionó a llama demasiado deprisa.
Pero aún quedan muchas preguntas por responder, y muchas respuestas encerradas en esa prisión en la que se ha convertido mi cabeza.
Juliette.

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