¿Qué significará el tiempo sin relojes?

viernes, 2 de enero de 2015

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-Como esos audios en vivo, ¿sabes? Justo así. Los graban en conciertos, o en salas, o en bares. Se prepara todo para grabar, los equipos, y para que el sonido sea bueno dentro del recinto. Imagínate que un tío empieza a tocar. Se sienta en un taburete alto, con el micrófono delante, sólo él y una guitarra, y recorre las cuerdas con los dedos, alza la voz, desgrana una canción. El técnico de sonido tiene que regular la voz que sale por los altavoces, al menos la intensidad del sonido. Tiene que equilibrar al vocalista con la guitarra. Todo eso para que el sonido quede bien grabado, para que el audio se escuche y después alguien pueda exprimirse con la repetición cansina de lo que pasó en una sala llena de cabezas. Tal vez el cantante esté un poco pedo. Y eso, en la voz, se nota. Y se repite, se repite, se repite. Una chica se estira en el sillón, introduce los dedos en el elástico de las bragas, escucha el glup, la cadencia de la nota borracha. Al rato se cansa y le da a la flecha que la lleva al pasado, y selecciona un audio de estudio. Y por qué. Porque en el título del archivo le dice que el audio es en vivo, que es imperfecto, que no se abstrae de una realidad normal y crea un clip fuera de la garganta, de los dedos. Que el audio en vivo es más humano. Y eso no mola. Pero en realidad lo que pasa es que en el estudio hay personas que están tocando la guitarra, la batería, cantando a gritos; antes de llegar, el vocalista se tomó dos gin tonics y tiene un puntillo ligero, pequeñito de tambaleo. Y qué. Graban y editan, tiene que escucharse todo con equilibrio, se regulan los niveles, se pulen los ruidos. Y la calidad se dispara porque después, al escuchar, sentimos que la canción existe como algo, un concepto, y que está ahí, rueda con el reproductor. Las etiquetas, dicen. Yo no sé. Pero somos igual de humanos en una sala de conciertos que en un estudio de grabación. Como esos audios en vivo, exactamente como los audios en vivo. Porque tengo una vida de estudio y no me lo creo, en realidad mi vida corre en vivo. En realidad mi vida es más humana y está borracha y nadie tiene fe en ella, le dan a pausa justo cuando empieza, buscan la verdad que se abstrae. De mí, del globo. Eso quieren, la legitimidad que otorga una casa de discos, y no entienden que tal vez al vocalista se le oiga mejor en una sala porque le alimenta el calor de quien escucha, sus ojos cerrados, los labios mordidos, los dos que se besan mientras suena el estribillo. No. No comprenden. Lo bueno está establecido, y dime tú por quién. Porque soy yo quien vive. Y mis juicios, qué coño importan mis juicios. Sólo son susurros grabados en la esquina de un pub. no-megustan-laspuertasquegiran-no. ¿Será que las palabras en vivo se transcriben todas en minúscula? ¿Será que mi vida es más pequeña y resulta que...? Como esos audios en vivo. Como esa gente que aplaude y respira con los acordes. Y molestan. Embrutecen. Hay un botón cuadrado que significa parar. Ése es mi botón. Como el de esos audios en vivo.

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