¿Qué significará el tiempo sin relojes?

martes, 11 de septiembre de 2012

Adiósadiósadiósx

Querido Robert:
Hace tantísimo tiempo que no te escribo... diría que meses. No te voy a pedir disculpas por eso, si es lo que estás esperando.
Han sido los meses más fáciles de mi vida. Puedo respirar, puedo moverme con tranquilidad, puedo ser yo sin un que me defina. Creí que no podría vivir sin tu supuesta electricidad y tu sonrisa triste, pero lo conseguí y ahora puedo decírtelo con total seguridad: soy feliz sin ti. Muchísimo más feliz de lo que fui cuando te tenía a mi lado. Joder, no te necesito. Cuando me di cuenta de ello sentí que podía estirar la mano y tocar el cielo, me dieron ganas de gritar que estaba bien. Yo misma me había estado haciendo la vida imposible, obligándome a mí misma a preguntarme qué sería de mi vida si tú no te hubieras ido de ella (y ahora lo que me pregunto es qué habría sido de mi vida si tú no hubieras llegado). Me obligaba a sentirme mal, por raro que parezca, porque sentía que era lo que debía pasarme, porque al fin y al cabo durante un tiempo fuiste algo muy importante para mí. Casi como mi oxígeno. Pero casi.
Y ahora, ahora ya puedo sentir cosas sin ti para que las acentúes. Cuando camino oigo mis pasos, cuando toco la corteza de un árbol la siento, cuando me caigo siento dolor. Y cuando pienso en ti, Rob... cuando pienso en ti no siento absolutamente nada. Ni siquiera vacío. Nada. Una nada enorme y palpable que me llena y me hace reírme a carcajadas.
Entonces, solamente me falta una cosa por decirte: Gracias. Gracias por el daño causado, que me hizo muchísimo más fuerte. Gracias por las experiencias, que me hicieron aprender que nunca debo confiar en alguien que no me ha demostrado nada.
Tu existencia... ya no me parece injusta.
Y recuerda, Robert, que mi vida la controlo yo, no tu recuerdo.
Adiós,
Isabella



(¿Un mosquito puede resucitar?
Ya sabes de lo que hablo.
Y sabes que te hablo a ti.)

No hay comentarios: