¿Qué significará el tiempo sin relojes?

sábado, 29 de diciembre de 2012

95 wanna be your sunshine


Si me miras, me vuelvo transparente. Me vuelvo algo borroso y poco común, poquito a poco, cuando me disparas con los ojos. Me cruzo con tu mirada brillante y, dentro de mí, algo se enciende; mis manos van volviéndose negruzcas y la oscuridad me sube por los brazos como fuego líquido. El asfalto debajo de mí, que parece una mala imitación del espacio, se va volviendo visible a través de mis extremidades. Los rayos de sol que antes me abrazaban y me rodeaban van pasando a través de mí como si hubieran estado haciendo cola y yo, pequeña e impotente, me limito a mover los dedos. Me veo a mí misma fundiéndome con el escenario; te miro, desesperada. Apartas la mirada siguiendo un patrón: me miras un segundo, me liberas otro. Tus ojos se convierten en un metrónomo de dolor, de presión, de peligro. Giras la cabeza y me miras intensamente, volcando en mí todo lo que llevas dentro. Me tiras los neones de tus ojos, que son como lanzas que me atraviesan como la mismísima luz que me rodea. No soy más que una sombra bajo tu mirada asesina. No soy más que una silueta, algo que se desdibuja sobre los apagados colores de la ciudad en invierno; sólo soy un puñado de nada.
Corro. Me alejo de ti. Corro tan deprisa que, por un momento, creo que floto sobre la acera porque no siento mis pies tocar el suelo. Deprisa, me alejo del carbón de tu mirada; del miedo a perderme, a dejar de ser yo para tender a gris.

No hay comentarios: