¿Qué significará el tiempo sin relojes?

sábado, 29 de mayo de 2010

¿La mejor forma de romperle el corazón?

Cuando me doy cuenta de que te estoy esperando, me río silenciosamente. La situación pasó de ser tensa a ser embriagadora. La verdad, nunca me paré a pensar en ti de ese modo. Nunca me percaté de que tus ojos brillan de una manera que incluso a distancia, hipnotiza. Eres dulce. Eres muy dulce. Lo sé por tu forma de darme las gracias cuando te aconsejo. Querido, no quiero que volvamos a lo mismo. No quiero entrar de nuevo en ese remolino de monotonía que es tu vida. No me apetece para nada dar vueltas en un decorado que siempre es igual. Porque aún sin ti, caigo en la monotonía, y me desespera. ¿Te imaginas como sería contigo? Me mareo solo de pensar en lo homogénea que sería mi vida. Por eso no quiero esperarte. Me iré, sí. Me iré y te dejaré tirado una vez más. Lárgate con ella, empaqueta toda tu monotonía y regálasela, si quieres, de mi parte. Odio tu tranquilidad. Odio que veas la vida pasar, y no hagas nada para aprovecharla. Por eso, dejaré de esperarte. Sacaré de mi corazón hasta el último aliento que llevaba tu nombre. Eh, lo siento. Te he dejado un paquete de celo encima de la mesilla de noche para que pegues tus pedazos.
Perdóname por mi cobardía. Te prometí el cielo... y sólo pude darte un puñado de tierra. Pero no debiste confiar en mí, dulce persona. Nunca confíes en quien te diga ''confía en mí''.
Tu excéntrica compañera.

Solté el papel que tenía entre las manos, y suspiré. ¿Monotonía? ¿Qué tenía en la cabeza esa zorra que siempre me abandonaba?
Miré hacia la mesilla, sin pensarlo, siquiera, y descubrí algo que me hirió totalmente. Había un paquete de celo en la mesilla. Y unas pastillas para la jaqueca. ¿Quién se creía?
Y me volví a quedar solo, mirando las manchas de café que resaltaban en el papel que tenía delante de mis pies... Y sus besos siempre a cuestas.

No hay comentarios: