Pienso que las mañanas son dulces ahora. Debería agradecérselo a toda esa brisa que me revuelve el pelo cuando salgo por la puerta.
Pienso que llorar sólo es perder el tiempo, y pienso que tú lo sabes. Lo sabes, pero sigues teniendo las pestañas empapadas.
Pienso que no merece la pena buscar un camino. ¿Por qué no sigues tu instinto?
Pienso que podría perderme en la intensidad de tu persona. Pero perderme significaría estar ausente del mundo un tiempo.
Pienso que el marrón de tus ojos simboliza el café que te tomas para no dormir, porque tus ojos quitan el sueño.
Pienso que me dan igual las historias de la gente si no hablan de magos y dragones. Pero aún así debo escucharlas, no sé.
Pienso que hay tantas cosas por vivir, que te faltarían dedos para contarlas por millones.
Pienso que tal vez nunca encuentre mi sitio, pero que los sitios provisionales también son magníficos.
Pienso que si cierro los ojos cuando no debo, puedo quedarme dormida y caer otra vez en tu apatía.
Pienso que en la distancia nadie será distante.
Pienso que me gustaría saber lo que pasa en todos los lugares del mundo, mientras yo escribo esto.
Pienso que estoy cansada de soñar despierta. Pero por ello no voy a dejar de hacerlo.
Pienso que tu forma de mirar debería ser ilegal.
Pienso que... deberíamos dejar de pensar tanto, y poner las ideas (que se puedan) a funcionar.
Ya has visto qué hay en mi cabeza. ¿Me dejas leerte la mente un par de minutos?
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