Amanece fuera. Fuera, porque en mi corazón no hay amanecer que valga. Mi corazón está tan vacío, tan insultantemente vacío, que si le dieras golpecitos sonaría a hueco. No duele. Pero no es acogedor. Si tuviera que comprar la sensación con algo, sólo me atrevería a compararla con impotencia. Porque también la siento. Me siento impotente por haberte perdido, de pronto. Por no saber como reaccionar en ese momento. Porque ahora estoy sola y no te retuve. Aún está grabada tu sonrisa en las yemas de mis dedos y te siento... te siento demasiado. Es todo demasiado reciente. Hace sólo un par de horas que pasé a ser un personaje secundario en la obra de tu vida. Me lo habías advertido. Y no te creí. Me dijiste que dolía, y yo pensé que algo tan hermoso nunca podría convertirse en dolor.
Se ha hecho de día, pero lo sigo viendo todo tan oscuro... y se me olvidó dónde está el interruptor de la luz.
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