¿Qué significará el tiempo sin relojes?

domingo, 11 de julio de 2010

Pedacitos de mí.

En mi mundo se puede oler paz, a la vez que tensión, con un toque de dulzura. Es un perfume curioso. Es un perfume que no huele.
Y, ¿qué puedes ver? Todo, a la vez que poco. A simple vista, puede que veas sólo letras que anuncian que estoy viva, y flechas con carteles que señalan los lugares más recónditos de mi alma. Pero si miras bien, o con un simple catalejo, puedes llegar a ver incluso cosas que creí perdidas desde hace tiempo. Estrellas, pegadas cuidadosamente a un papel azul. Libros en blanco. Hojas y hojas con letras de canciones. Trozos de espejo. Cajas de madera llenas de recuerdos materializados. Fresales cubiertos de cristal. Tazas vacías. Libros manchados de alegría. Miles, millones de nombres grabados perfectamente en el árbol más alto que jamás podrás ver. Flores azules. Y, todos esos pedazos de mí, convertidos en algo físico.
Y, ¿qué se oye? Música. Las canciones de mi vida. Y todas las conversaciones que, por un motivo u otro, mereció la pena recordar siempre.

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