¿Qué significará el tiempo sin relojes?

sábado, 6 de junio de 2015

5


I

Hay amor bajo el puente de mi nariz. Está encerrado, compacto. Guardo todos los fuegos del mundo. No arden, no chispan, no rugen si respiro o me ahogo sola, solo sola. Están. Duermen. Hay amor, hay cresta. Busco a cada instante la cerilla del otro y entonces el viento abre y dispara al centro.

II

Golpea tecla. Sálvame. Cierra fuerte los ojos bajo el cerco de luna roja. Sin miedo. Y sin prisa. Yo no estoy, yo no estoy, pero puedo aparecer voladora en la línea entrepárpado, en la luz de la que escapas.

III

Bésame. Bésame, boca callejera. Redonda fauce de ciclo mortal. Bebe mi boca. Golpea la tecla, el puente de nariz, arde el fuego, arde, arde, arde. Tengo amor condenado. Tengo una pubertad robada, y no es mía, y mi beso es beso roto. Labio medio abierto. Hoy es noche de cuadro y ojo de buey. 

IV

Somos el mensaje eterno. Ese es el fuego. Es la bóveda. En soledad no me quemas, solo es recuerdo. Guardo silencio y escribo lo ciego. Tengo vanos ciegos porque yo no soy ventana. Porque yo no soy pieza de cielo. Porque tengo dentro el amor guardado, pero aprieto y estrujo y jamás pisa mi suelo.

V

Soy el nudo del mundo y nadie lo entiende.


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