¿Qué significará el tiempo sin relojes?

viernes, 1 de agosto de 2014

dibujos epiteliales



Quiero repasar tu cuerpo con las yemas de mis dedos. Dibujar tu boca, como en Rayuela, como en ese maldito capítulo siete que una vez me leíste en voz alta y que ahora no puedo consumir sin imaginar tu voz, tu voz, la cadencia del filo de tu garganta. Quiero dibujarte, construirte a partir de mi recuerdo, remover poco a poco las curvas de tu cáscara. Y quizás en esa pequeña seña de arte, en el roce de mis dedos en tu espalda, en el color de unos labios hinchados, quizás en el dolor de mis uñas en tus células pueda rozarte. Sólo un poco, voy a poner una mínima distancia entre mis dedos y tu piel, una de esas caricias que no tocan del todo pero que erizan el vello y cosen las pestañas. Sólo voy a tocarte un poco y a la vez no te estaré tocando. Nunca se me han dado bien las putas matemáticas, pero voy a calcular la distancia exacta. Quizá sepa convertir el cuerpo en el alma, en la chispa, en ti. Y tal vez nos conmovamos con ese roce del alma, y puede que me toque chillar, romperme la garganta. Quiero repasar tu cuerpo con las yemas de mis dedos, descubrirte en cicatrices y heridas pasajeras. La vida es tocar...
¿Sabes lo que quiero descubrir? Que por muy bien que construya tu cuerpo tú siempre serás mejor. Que puedo dibujarte y dejarme el alma en hacerte, en fabricarte a partir de lo que se acurruca en el fondo de mi coco, pero que tú siempre, siempre tienes más. Que aún puedo descubrirte. Que eres territorio inexplorado. Que eres el mejor misterio, y yo nunca me metería a detective.

No hay comentarios: