Y allí se desliza la balanza, se mide a sí misma y se pesa, y descubre que un lado es más, siempre más que el otro, y nunca sabe por qué... Yo nunca quise ser surrealista, no me gustan los atavíos ni las cosas incomprensibles, y sin embargo a veces pienso que hay cosas que no se pueden expresar ni escribir, pero que tenemos dentro de la barriga esa necesidad hueca y sorda y cotorra, y tenemos que decirlo de alguna manera. De ahí salen los poemas que no entiende nadie, y los libros que no llegan dentro pero que sin embargo tienen pasajes viscerales, así nacen los escritores incomprensibles y así se inventó Cortázar el gíglico. A veces las palabras convencionales no son nada. Sólo son normas que alguien tiene que romper para que se refuercen. A veces te toca escribir sobre algo que, haciendo gala de un egoísmo raro, piensas que sólo llevas dentro tú. Y sacas las palabras feas y raras y las apiñas y construyes metáforas que sólo tienen sentido dentro de tu cabeza porque sólo son la e y la f, y a quien lee le falta pasar por a, b, c, d. Pero eso también es escribir, y hay que saber diferenciar qué texto escupes para que se columpie en las córneas de los demás y cuál vomitas desde muy, muy, muy dentro para ti, sólo para ti. Sólo el acto de escribirlo, sólo el hecho de leerlo y saber que no se entiende, que no se comprende nada, nada. Nada, porque faltan partes. Y así nos masturbamos con palabras y puntos y comas que suelen faltar, y lo hacemos a escondidas y contamos hasta diez antes de volver a salir al mundo porque quizá nos pillen en la cara ese regustillo feliz y se den cuenta de que estamos solos, y qué te pasa, por qué estás tan feliz, y cuéntame, y no puedo, sólo es mío, sólo yo, yo y mis edificios...
Las mejores historias son las que hablan de lo que no cuentan, ésas que tienen otras letras impresas en los márgenes y entre los huecos de los renglones. Las mejores historias son las que dejan rendijas, grietas pequeñas por las que descubrir qué es lo que se mueve dentro de todo.
¿Qué significará el tiempo sin relojes?
lunes, 11 de agosto de 2014
gíglico
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