¿Qué significará el tiempo sin relojes?

miércoles, 27 de agosto de 2014

m&m mundo y mierda


¡Mundo!,
cuando yo nací mis padres me esperaban. Fui la primera hija, y me recibieron con los brazos abiertos, así, en cruz. Me estaban esperando. Y salí toda asquerosa y mojada y después unas enfermeras de las que no me acuerdo me bañaron. Me quitaron de encima lo que delataba que acababa de pasar por un horror como nacer. Y me convirtieron en persona. Me insertaron en el mundo de repente, como si mi cuerpo de bebé fuera una bala loca, recién disparada, que corría y corría y corría por el aire e impactaba en un cuerpo yerto.

¡Mundo!,
yo crecí un poco y me convertí en una niña un poco más formal. Jugaba a las casitas con las cucharas y los tenedores, y cuando estaba en clase me entretenía en imaginar que mis lápices eran personas pequeñitas a las que habían obligado a mutar. Y a veces colocaba la goma de pie enfrente del lápiz, y la ponía como si fuese un atril. Me ponía a mover la cabeza e imaginaba que el lápiz estaba dándole un discurso al mundo, que iba a cambiar las cosas (no sabía el qué) con las palabras que le salían por la boca. Y dentro de mi coco ese discurso estaba compuesto sólo de frases sueltas. Pero eran brillantes, coño.

¡Mundo!,
después me hice un poco mayor y descubrí que esas frases eran mierda. Que los lápices no hablaban y que la proporción no era la adecuada, porque la goma-atril sólo le habría llegado al lápiz-político hasta las rodillas. Yo era una niña normal, como todas, y quería ser lo que querían ser todas.

¡Mundo!,
yo quería ser una chica buena, ¿eh? Que a mí me decían que era mala, así, cuando era pequeñita, y se me caía la vida a los tobillos. Me portaba estupendamente y nunca contestaba a mis mayores. Aunque tuviera que morderme los nudillos. Yo sólo quería ser buena. Quería que mi madre y mi padre asintieran al mirarme, y quería vivir sin tener que reprocharme nunca nada. Yo quería ser buena. Y lo era.

¡Mundo!,
todos querían lo mismo para mí. 

¡Mundo!,
eso es lo que tenía que haber sido.

¡Mundo!,
después salí a ti y descubrí que todo lo que tú proclamas, todo lo que tú llevas dentro es mierda. Que no hay modelos ni referentes que valgan la pena si eres tú, justo tú quien los señala. Me di cuenta de que yo no era buena, de que yo no llevaba dentro nada de eso, porque lo que tú consideras una mujer buena es una puta mierda, y yo valgo más que eso.

¡Mundo!,
me rompiste todos los sueños, fuiste quebrando las extremidades de mis delirios una a una, y doblaste las articulaciones y las dejaste inútiles. Te cargaste todos mis sueños, todos y cada uno. Me demostraste que nada de lo que yo soñaba era posible, porque en el mundo no quedan más de cien personas capaces de deslizarse dentro de lo que yo considero algo bueno, algo íntegro, algo justo.

¡Mundo!,
lo bueno es malo y lo malo es bueno, y hasta que no entendamos eso vamos a seguir matándonos a golpes con el muro. Vamos a seguir creciendo sólo para que nos rompan los sueños uno a uno, poquito a poco.

¡Mundo!,
yo quería ser buena.
Te lo juro.

No hay comentarios: