¿Qué significará el tiempo sin relojes?

jueves, 30 de julio de 2015

contraluces


la primera vez que te vi de verdad, tu cuerpo se recortaba contra la luz de la ventana. recuerdo tu nariz apuntando a la tierra, tú cabizbaja, el cuerpo doblado, en reposo, y la intuición de unas pestañas largas a través de la sombra que eras. fue la primera vez que te vi bonita, lo confieso. te vi triste. te vi terrible. como en otro mundo, en un punto más blando, dentro de ti, entre las sienes. allí estabas, pero no, y ese gesto de mirar un círculo fijo, de irte, ese marcharte era la tristeza, toda la tristeza del mundo. te mordía, recuerdo que alguna vez me dijiste que a ti la tristeza te mordía, como dice aquella canción de iván ferreiro, "tengo mi tristeza siempre ahí/escondida poniéndose guapa". después de eso, justo después de eso, seguí viendo esa belleza terrible que te convertía, te lo prometo, en la luna: sola, oscura, cruel. y no sé, la verdad es que no sé si la imagen que tengo de ti se ha basado en ese instante, si todo es una línea y verte así de repente hizo que tuviera de ti una visión extralunar, una visión que se me metió por la garganta y sigue dándome vueltas, vueltas de papel, vueltas blandas y frágiles pero, al fin y al cabo, vueltas y más vueltas y yo montaña rusa, como siempre, y tú motor, como nunca, y sé que si volviera, si regresara a esa ventana, te vería de nuevo así, a contraluz, mágica y deshaciéndote como una flor marchita. siempre así. nunca más. 

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