¿Qué significará el tiempo sin relojes?

domingo, 12 de julio de 2015

sequedad


No sabes las cosas que dejé allí, sobre una mesa cuadrada, una mesa estrepitosa, la mesa de mi caída. Cosas inertes, sin vida, pero cosas con respiración. Que subieron y bajaron el pecho al ritmo de mi voz. Yo cantaba, yo me dejaba caer por los huecos de los dientes. Salía de mí. Y no tienes ni idea de todo lo que posé en la superficie. Debajo de un mantelillo, en la borra de un vaso, en mí. No las he cargado, hace mucho tiempo que no las cargo, y tengo huecos con siluetas que conozco y que entiendo porque aunque no estén, aunque no las tenga, las cosas que he abandonado siguen grabadas en mi cuerpo. Si me doblo, puedes comprobarlo: hay en mí una disfuncionalidad, una ruptura o rotura o muerte que sacude las cosas sin vida que respiran. Ten cuidado conmigo, te lo pido, pero no lo tengas. No dejes que me entere de que me pisas de puntillas, y a la vez, no me pises jamás con la punta de los pies. No entiendes las cosas que perdí, que perdí con ganas y con intención, que dejé y que sentí mientras me alejaba como una cadena tensa que en algún momento, en algún cruel momento, me iba a parar. En seco. 

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